Bulgaria, el país más pobre de la UE, asumió ayer por primera vez la presidencia rotativa semestral del bloque con una agenda que incluye entre otras la compleja política migratoria. Desde la reforma de las instituciones plasmada en el Tratado de Lisboa, la presidencia semestral se ciñe al Consejo de Ministros (Consejo de la Unión Europea), ya que la presidencia del Consejo Europeo (cumbre) recae en una persona elegida por cuatro años, actualmente el polaco Donald Tusk.