Mário Centeno (Olhão, 1966), ministro de Finanzas del Gobierno socialista portugués, fue elegido ayer nuevo presidente del Eurogrupo, el foro de los titulares de Economía y Finanzas de los 16 países de la Unión Monetaria Europea.

Centeno relevará en esta responsabilidad el 13 de enero al socialdemócrata holandés Jeroen Dijsselbloem, quien concluye su segundo mandato. La presidencia del Eurogrupo (a la que aspiró sin éxito el ministro español Luis de Guindos en 2015) la asume así un representante de los países del sur y de un Gobierno socialista (aunque Centeno no milita) frente a la actual hegemonía conservadora en los principales cargos de la UE.

En política interna portuguesa, la elección de Centeno supone un respaldo político para el ejecutivo de centro izquierda luso, que preside desde noviembre de 2015 el socialista Antonio Costa y que está apoyado mediante un acuerdo de mínimos por partidos a su izquierda: el Bloco de Esquerda (equivalente a Podemos) y el Partido Comunista.

El ejecutivo luso, al que los conservadores portugueses calificaron de forma peyorativa como "geringonça" ("chapuza"), aplicó una política reformista (a Centeno se le considera como economista de tendencia liberal) aunque alejada de la terapia de la austeridad rigurosa.

En la notable recuperación de la economía portuguesa (un país que fue rescatado en mayo de 2011) han contribuido, amén del alivio de la terapia restrictiva que se había aplicado para la estabilización de las cuentas públicas, otros factores generales que también están dando sustento al crecimiento de otras economías que se vieron muy dañadas del área, caso de la española: tipos de interés oficiales en el 0%, compra masiva de deuda pública y privada por el BCE, la reactivación del turismo internacional, el abaratamiento del petróleo desde 2014, la pérdida de fortaleza del euro y la recuperación de la UE_y, desde 2016, del conjunto de las principales áreas económicas. No obstante, Portugal ha logrado reducir su déficit por debajo del objetivo del 3% del PIB (lo que aún no consiguió España) y ha situado el paro en el 8,5% (la mitad que el 16,38% de España) pese a que Portugal progresa este año el 2,6% frente al 3% que se prevé para el PIB de España.