Viendo que no se alcanzaría la unanimidad, Angela Merkel aceptó "satisfecha" el resultado: 19 contra 1. La cumbre del G-20 que ayer concluyó en Hamburgo -ensombrecida por el inusitado grado de intensidad de los disturbios que la han acompañado- consiguió dejar completamente aislados a los Estados Unidos de Donald Trump, el único país de los asistentes que no firmó el punto de la declaración final relativo a la aplicación del Acuerdo del Clima de París.

En el comunicado conjunto, los países del G-20 presentan ese acuerdo como "irreversible" y se conjuran para aplicarlo "lo antes posible", mientras que "toman nota" del paso dado por la Casa Blanca. Como dijo Merkel al hacer balance de los resultados de la cumbre: "Ha quedado claro que no ha habido unanimidad. Ahí donde no hay consenso debe quedar también patente en el comunicado el disenso".

En cambio, el resto de los socios del G-20 sí lograron acordar con el magnate un punto sobre el libre comercio, el asunto que, junto con el cambio climático, frustró la última reunión del G-8. Pero lo hicieron a costa de aceptar una frase que lleva la marca del negacionismo de Trump y que deja bien claro que Washington ayudará a otros países "a utilizar combustibles fósiles de manera más limpia y eficiente".

La contrapartida obtenida por los otros 19 países firmantes es que ellos también dejan muy claro que el defensor de esa idea es Estados Unidos.

Por último, el comunicado final de la cumbre establece que el comercio y las inversiones internacionales son "importantes motores para el crecimiento, la productividad, la innovación, la creación de empleo y el desarrollo" y reitera su apuesta por mantener abiertos los mercados y luchar contra medidas proteccionistas.

Eso sí, a petición de Washington nuevamente, se reconoce también "el papel de legítimos instrumentos de defensa comercial" ante "prácticas injustas".

El otro gran protagonista de la cumbre fueron las violentas protestas. Sin embargo, la marcha final contra la reunión, secundada ayer por unas 20.000 personas, fue pacífica. Con todo, el balance de los disturbios fue de 200 policías heridos y 144 detenidos.

Merkel, tocada

Pese a los 19.000 agentes desplegados por la ciudad, las noches del jueves y el viernes acabaron en un escenario de vandalismo generalizado, con barricadas ardiendo y comercios saqueados en la zona del Schanzenviertel, donde se encuentra la casa ocupada por el colectivo "Rote Flora" ("Flora roja"). La gestión de Merkel sale tocada por estas descargas de violencia "ciega y desatada", como ella las calificó.

La anécdota del día la protagonizó Ivanka Trump. La hija del magnate, asesora en la Casa Blanca, ocupó el sitio reservado a su padre en la mesa del plenario de la cumbre cuando acudía a celebrar alguna bilateral.