Con gritos de "dimisión", "cabrón" o "asesino", el primer ministro de Francia, Manuel Valls, comprobó ayer en directo el grado de malestar de los franceses con su Ejecutivo durante el homenaje a las 84 víctimas mortales del atentado del pasado 14 de julio en Niza. En el minuto de silencio, al que acudieron 42.000 personas y en el que también estuvo presente el exalcalde de la ciudad, el conservador Christian Estrosi, uno de los líderes más críticos con el dispositivo de seguridad, el recogimiento se rompió para indicar a modo de insulto que el clima de división se ha instalado sociedad gala. "Los silbidos y los insultos son indignos en una ceremonia de recogimiento", declaró Valls poco después.

Alentado desde la oposición, que ha vertido duras críticas contra las medidas de seguridad, no se había vivido un incidente de ese tipo tras ninguno de los otros atentados en Francia en los últimos 18 meses, como el ataque yihadista a la revista "Charlie Hebdo" en enero de 2015 o los atentados simultáneos del pasado 13 de noviembre en la capital. Tampoco había ocurrido en matanzas anteriores, como la que protagonizó en 2012 el "lobo solitario" que mató a siete personas en Toulouse en nombre de Al Qaeda, cuando Nicolas Sarkozy era jefe del Estado.

Según un sondeo publicado ayer por "Le Figaro" ocho de cada diez franceses desconfían de la política de seguridad de Hollande y sólo un 33% está de acuerdo con su estrategia. A pesar de las excepcionales medidas de seguridad que también otorgan mayores poderes a los servicios de inteligencia, ocho de cada diez ciudadanos estaría dispuesto a aceptar mayores controles y limitación de sus libertades para garantizar mejor su seguridad.

La noche en la que Mohamed Lahouaiej Bouhlel decidió arremeter contra la multitud con un camión de 19 toneladas había en el paseo de los Ingleses l64 policías nacionales, 42 policías locales y 120 militares. Ayer se supo que el terrorista que causó las 84 muertes tenía en su ordenador desde hace pocas semanas imágenes extremadamente violentas de crímenes perpetrados por el Estado Islámico (EI) así como fotos de líderes yihadistas como Osama bin Laden o Moctar Belmoctar. El fiscal de la República, François Molins, explicó en una comparecencia ante la prensa que hasta el momento no se ha encontrado pruebas de que el terrorista hubiese jurado lealtad a ningún grupo armado ni de que tuviese contacto con miembros del EI.

El ministro de Interior, Bernard Cazeneuve, afirmó, por su parte, que tampoco descarta que el atentado sea obra de un "lobo solitario" pese a que el EI reivindicó la matanza. Además, Cazeneuve recordó que "no se puede garantizar el riesgo cero. Decir eso es decir la verdad a los franceses.", subrayó.