El izquierdista Bernie Sanders está dando mucha más guerra de la esperada a su rival, Hillary Clinton, en las elecciones primarias para nombrar al candidato demócrata a la Casa Blanca. Pese a sus credenciales claramente socialdemócratas -rayanas con el comunismo a ojos de muchos americanos medios- Sanders está obteniendo unos excelentes resultados que le han llevado a encadenar cinco victorias consecutivas entre el martes y el sábado de la pasada semana.

La situación es tal que el recuento de delegados obtenidos directamente en las urnas, pese a ser favorable a Clinton, arroja un estrecho 1.243 a 975. Una diferencia de 268 delegados que está lejos de ser insalvable para Sanders si se tiene en cuenta que "joyas de la corona" como Nueva York (247 delegados) o California (475) todavía no han votado.

El problema para Sanders es que, junto a los 4.051 delegados que los demócratas eligen en las urnas, hay otros 712 que representan exclusivamente al aparato del partido. Son los superdelegados: congresistas, gobernadores, presidentes estatales del partido y otros cargos de todo tipo que, por lo visto hasta ahora, se inclinan por Clinton. De hecho, de los 498 que ya se han pronunciado, solo 29 lo han hecho por Sanders. De ahí que ese estrecho 1.243-975 de las urnas se convierta en un demoledor 1.712-1.004 en el cómputo total de delegados que acudirán a la convención demócrata de Filadelfia el próximo julio.

Sin embargo, hay un pero. Y es que los superdelegados pueden cambiar de opinión. Sabedor de ello, y crecido por su buena racha, Sanders les lanzó ayer un llamamiento para que "vuelvan a pensarse" la situación y opten por darle su apoyo. Sanders considera que una candidatura encabezada por él tendría más posibilidades de ganar las elecciones de noviembre que una de Clinton.

Lo cierto es que las encuestas le dan la razón, ya que, según el promedio más difundido, un choque entre Clinton y Trump arrojaría un 50%-38,8%, mientras que si el enfrentamiento fuera entre Sanders y el magnate, el resultado sería 54,7%-37,2%. O sea, 17,5% de ventaja frente al 11,2% que lograría Clinton. Lo mismo ocurriría si el choque fuera con el senador Ted Cruz, el mayor rival de Trump. Clinton se impondría por solo un 2,9%, mientras que Sanders lo haría por un 8,4%.

"Tenemos el impulso. Muchos de estos superdelegados deberían repensar su postura con respecto a Clinton", afirmó Sanders en declaraciones a la CNN. "Los superdelegados van a tener que tomar una decisión muy difícil", añadió, esta vez a la ABC. De momento, la próxima cita demócrata es el 5 de abril, en el Estado de Wisconsin, y con 86 delegados en juego.