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Rebelo de Sousa apela en el arranque de su presidencia a cicatrizar las heridas de la crisis

Felipe VI fue una de las cuatro autoridades extranjeras en la investidura del mandatario luso, menos fastuosa que la de su antecesor Cavaco Silva

Rebelo de Sousa apela en el arranque de su presidencia a cicatrizar las heridas de la crisis

Marcelo Rebelo de Sousa inició ayer su mandato como presidente de Portugal con un llamamiento a "cicatrizar las heridas" de tantos años de crisis y con mensajes a favor de la búsqueda de consensos y en contra de la corrupción.

La ceremonia de investidura del conservador Rebelo de Sousa, decimonoveno jefe de Estado luso, fue, por expreso deseo suyo, mucho menos fastuosa que la de su antecesor, su correligionario Aníbal Cavaco Silva, y contó apenas con cuatro autoridades extranjeras, entre ellas el Rey de España, Felipe VI.

Fue también diferente porque el nuevo presidente, de 67 años, rompió varios protocolos como cuando decidió desplazarse a pie al Parlamento. Su discurso fue transversal, con guiños a la izquierda gobernante en sus referencias al combate a la desigualdad y la pobreza, y a la derecha opositora, en su llamamiento al respeto de las metas de déficit de la zona euro.

"Es necesario salir del clima de crisis e ir más lejos en la calidad de la educación, salud, justicia y del propio sistema político", dijo Rebelo de Sousa, antiguo líder del centro-derechista Partido Social Demócrata (PSD) y famoso entre los portugueses por haber sido tertuliano televisivo en horario de máxima audiencia.

"Tenemos que cicatrizar heridas" de tantos años de sacrificio, indicó, en alusión al duro trienio (2011-2014) durante el que Portugal tuvo que recortar el gasto social debido a las draconianas condiciones del rescate financiero al país.

Rebelo de Sousa, cuyo discurso en el Parlamento fue aplaudido por todos menos por la treintena de diputados de la izquierda radical, intentó dar una imagen de cercanía y consenso, en contraposición a la percepción sobre su antecesor.

Por eso en su intervención ahondó en que será el presidente de todos los portugueses y no estará "a favor ni en contra de nadie".

El carismático mandatario también abogó por combatir la corrupción y por volcar la aún renqueante economía portuguesa a las actividades relacionadas con el mar (el país tiene la vigésima zona marítima de explotación económica exclusiva mayor del mundo).

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