Obama alerta de que beneficia al yihadismo exagerar el alcance de la lucha contra el EI

El presidente de EE UU, Barack Obama, pronunció ayer el séptimo y último de sus discursos sobre el Estado de la Unión. Una alocución de una hora, con quince minutos de aplausos intercalados, en la que, como se había anunciado adoptó un tono triunfalista para hacer el balance de los logros económicos y sociales de su mandato.

No obstante, el líder demócrata lanzó algunas serias advertencias relacionadas con la lucha contra el yihadismo, la creciente división interna en el país y la desmedida influencia del dinero en la política. De igual modo, se fijó algunos retos para el año escaso de mandato que le queda, entre ellos el cierre del campo de internamiento de Guantánamo, el levantamiento del embargo a Cuba o el impulso de las investigaciones sobre el cáncer.

Para Obama, la lucha contra el grupo yihadista Estado Islámico (EI) está lejos de ser la III Guerra Mundial a la que les gusta aludir a algunos medios estadounidenses. "Mientras nos centramos en destruir al Estado Islámico, las afirmaciones exageradas de que esto es la Tercera Guerra Mundial juegan a su favor", denunció.

"Masas de combatientes en camionetas y almas malévolas complotando en apartamentos o garajes suponen una gran amenaza para los civiles y deben ser detenidos, pero no amenazan nuestra existencia como nación", sentenció. En una clara referencia a los republicanos que le acusan de un liderazgo débil, Obama no dudó en afirmar: "Estados Unidos es el país más poderoso del mundo. Punto. No hay debate al respecto. Gastamos en Defensa más que los siguientes ocho países juntos", resaltó.

Y para los yihadistas, otro mensaje de un Obama que cantó las excelencias de la diplomacia sin renegar del recurso a la fuerza cuando, a sus ojos, se muestra precisa: "Si alguien va a por estadounidenses, se irá a por ellos. "Puede llevar tiempo, pero tenemos una memoria larga, y nuestro alcance no tiene límites", asestó, antes de sentenciar: "Si se duda del compromiso de EE UU o del mío a la hora de ver cómo se hace justicia, preguntad a Osama bin Laden. Preguntad al líder de Al Qaeda en Yemen, muerto el año pasado, o al responsable de los ataques en Bengasi, que está en una celda".

También hubo una reprimenda para el magnate Donald Trump, a quien no citó: "Insultar a los musulmanes no hace más seguro" al país y "traiciona" la esencia de lo que significa ser estadounidense, dijo en referencia a recientes salidas del tono del precandidato presidencial que reina en las encuestas republicanas.

En el campo de los logros -encabezados por la recuperación económica, la extensión de la atención médica a 18 millones de personas que carecían de ella y la legalización del matrimonio homosexual-, Obama consideró pura "palabrería" hablar de "declive" de la economía y puso de manifiesto el "progreso" experimentado por EE UU desde su llegada a la Presidencia en 2009.

Respecto a la división interna, Obama sostuvo que "demasiados estadounidenses" sienten que su voz no importa. "Es uno de los pocos pesares de mi presidencia, que el rencor y la desconfianza entre los partidos ha empeorado en lugar de mejorar", reconoció.

En su opinión, para luchar contra este mal es fundamental reducir la "influencia" del dinero en la política para que "un puñado de familias e intereses ocultos" no puedan financiar las elecciones, así como poner fin al "gerrymandering", denominación local de la manipulación de distritos para favorecer la victoria de un legislador de un partido determinado.

Obama, que pidió de nuevo al Congreso que dé carpetazo de una vez a la "guerra fría" y levante el embargo a Cuba, anunció una "nueva campaña nacional" para acabar con el cáncer, con la que pretende aumentar los recursos públicos y privados para luchar contra la enfermedad el doble de rápido.