Una adolescente de 16 años, herida crítica al ser apuñalada el jueves por un ultraortodoxo judío en la marcha del orgullo gay en Jerusalén, en la que también apuñaló a otras cinco personas, falleció ayer.

El fallecimiento se produjo a las pocas horas de que miles de personas se concentrasen el sábado por la noche en ciudades como Tel Aviv, Haifa y Jerusalén para repudiar la violencia de los judíos radicales y exigir al Gobierno que ponga fin al extremismo, tras el citado ataque a la comunidad gay y el incendio de una casa palestina en la localidad cisjordana de Duma en el que un bebé de dieciocho meses falleció calcinado.

El jefe de la oposición israelí y líder laborista, Isaac Herzog, calificó todos estos hechos de "pogromo judío" y aseguró: "Lloramos por el bebé y lloramos por la familia y rezamos al dios que todos compartimos. El terrorismo es terrorismo y punto. Tiendo la mano al pueblo palestino y a sus dirigentes (...) y les pido que hagamos la paz".

Entre tanto, en Duma se han formado patrullas de vigilancia para defenderse de la violencia de los colonos radicales, que controlarán la localidad las 24 horas del día.

Por su parte, el Gobierno anunció ayer por la tarde medidas inusuales contra los que califica de terroristas judíos como detenciones sin juicio, las conocidas como detenciones administrativas.