El Parlamento ucraniano aprobó ayer un decreto presidencial por el que se activa a 40.000 reservistas -la mitad en las Fuerzas Armadas y la otra mitad en la nueva Guardia Nacional- para hacer frente a la "flagrante agresión" que supone la ocupación militar rusa de Crimea e impedir nuevas incursiones de tropas rusas en el sur y el este del país. En estas áreas se encuentran las ciudades rusófonas de Donetsk y Jarkov, en las que la pasada semana hubo disturbios y enfrentamientos entre manifestantes prorrusos y partidarios del Gobierno de Kiev, que en Donetsk, ciudad natal del depuesto presidente Yanukovich, causaron un muerto.

El presidente interino de Ucrania, Olexandr Turchinov manifestó la voluntad de su Gobierno de negociar con Rusia, "pero no encañonados por las armas". "No son los rusos quienes se enfrentan a nosotros, sino la cúpula del Kremlin. Porque lo que más teme el Kremlin es la próspera Ucrania que estamos construyendo", aseguró.

Por su parte, el líder del partido ultranacionalista ucraniano Sector Derecho, Dimitri Yarosh, amenazó con destruir los oleoductos rusos en Ucrania si Kiev y Moscú no alcanzan una solución diplomática a la crisis. Yarosh llamó a sus seguidores a estar preparados para resistir ante los "ocupantes" rusos. "No podemos permitir que el enemigo lleve a cabo un ataque de blitzkrieg (guerra relámpago)", dijo.