La pasada madrugada la tierra volvió a temblar en la región de Los Abruzos, en el centro de Italia y sembró de nuevo el pánico entre los vecinos a causa de una nueva réplica, que alcanzó los 4,9 grados de magnitud en la escala de Richter.

Esta es sólo una de las más de mil réplicas que se han registrado en la zona después del gran terremoto de 5,8 grados que el pasado 6 de abril devastó el centro del país y causó 294 muertos.

No obstante, uno de los directores del INGV, Alberto Basili, explicó que esas réplicas son "completamente normales".

Según comentó a Efe, tras un movimiento sísmico de magnitud 5,8 en la escala de Richter como el que tuvo lugar la semana pasada, las réplicas que se han registrado en estos días "forman parte de la evolución de la secuencia".

Basili afirmó que no es posible hacer previsiones en este ámbito aunque afirmó que las réplicas deberían disminuir en número y en frecuencia a medida que avanza esa secuencia.

Preguntado sobre si el epicentro de los terremotos podría desplazarse como se había especulado en los últimos días, Basili aseguró que las réplicas se han producido siempre dentro del área afectada desde el primer seísmo, que devastó el centro del país.

Basili señaló, además, que en Italia todo el arco de los Apeninos, la cordillera que atraviesa de norte a sur el país, es una de las zonas más expuestas a los fenómenos sísmicos.

Y precisó que, mientras en el norte de Italia "se registra una mayor actividad sísmica de baja intensidad", en el sur se trata de episodios más aislados pero de mayor fuerza.

Basili comentó que la ciudad de L'Aquila está en un área especialmente susceptible y que históricamente ha vivido grandes catástrofes de este tipo y recordó que en 1730 la región fue sacudida por un terremoto que provocó una "gran tragedia".