Los mismos cargos pesan sobre Cesar Carbonell, al que la policía identifica como cómplice del secuestro que durante unas díez horas mantuvo en vilo a los filipinos, quienes pudieron contemplar los pormenores del incidente a través de las cadenas de televisión.

La policía, que impidió a los periodistas filmar a los secuestradores a su llegada anoche a las dependencias policiales, agregó que Ducat y Carbonell no podrán salir en libertad bajo fianza debido a la gravedad de los hechos.

En cuanto al número de rehenes, todavía hoy reina la confusión sobre los niños y maestros retenidos.

El lunes se dio como cierta la cifra de dos educadores y 32 niños secuestrados, aunque un menor y el chófer del autobús fueron liberados horas antes de finalizar el incidente.

Sin embargo, los medios locales cifran hoy en 27 el número de niños, y en cuatro los maestros que iban en el autobús cuando fue secuestrado esa mañana.

Los secuestradores habían organizado en un principio una excursión escolar por las afueras de Manila, pero al paso del autobús por el ayuntamiento de la capital detuvieron el vehículo y anunciaron que se trataba de un secuestro.

Tras comunicarse con varios negociadores, Ducat exigió como condición para liberar a los rehenes matrículas gratuitas para los 145 alumnos del "Musmo Day Care", el centro de preescolar del que es dueño y donde estudian los niños secuestrados.

Otra de sus peticiones fue la celebración de una vigilia con velas que fue finalmente tuvo lugar, y en la que Ducat denunció la desastrosa situación del sistema educativo y la corrupción que atenaza al país.

Una vez finalizada, los secuestradores se entregaron a la policía y los niños, sin aparentes señales de trauma, pudieron abrazarse con sus familias.