El presidente estadounidense, George W. Bush, dijo ayer que una retirada prematura de las tropas destacadas en Irak sería "devastadora" para la seguridad de Estados Unidos, al conmemorarse el cuarto aniversario del inicio de la guerra.

En una declaración desde la Casa Blanca con motivo del aniversario, y en medio de la presión creciente para poner fin al conflicto, Bush aseguró que la actual situación en Irak es difícil, pero se mostró convencido de que la guerra "se puede ganar". "El éxito llevará meses, no días ni semanas", aseguró.

La contienda en Irak se ha cobrado la vida de unos 3.200 soldados estadounidenses y decenas de miles de iraquíes. Actualmente Estados Unidos tiene 140.000 soldados en el país árabe.

Ayer, el sentimiento que causa en Estados Unidos el nuevo aniversario quedó de manifiesto en la encuesta publicada por la cadena estadounidense de televisión "CNN". Poco después de que se iniciara la guerra, en marzo de 2003, un 72 por ciento de los estadounidenses se mostraban partidarios del conflicto y ahora ese porcentaje se ha reducido a un 32 por ciento.

Pese a todo, en su comunicación leída, Bush advirtió en contra de la "tentación" de algunos de "concluir que la mejor opción es empaquetar e irse a casa", en clara referencia a los legisladores demócratas, que intentan aprobar una serie de medidas en el Congreso para forzar un regreso anticipado de las tropas respecto a los planes de la Casa Blanca.

El presidente estadounidense también defendió su iniciativa de enviar unos 21.500 soldados adicionales, aprobada el pasado mes de enero, para defender y reforzar la seguridad en Bagdad y la provincia de Al Anbar. El presidente dijo que menos de la mitad de este número de soldados han llegado ya a la capital iraquí.

El jefe de la Casa Blanca informó además de que ayer celebró una teleconferencia con el presidente iraquí Nuri Al Maliki y con el nuevo jefe de las tropas estadounidenses en Irak, el general David Petraeus, y que había recibido señales positivas de sus conversaciones con ambos.