Mazdase enfrentaba con el CX-60 a un complejo reto, ya que debía mantener su ADN de conducción en el primer modelo híbrido enchufable de su historia. Después de ponernos por primera vez a sus mandos, ya os podemos decir que el reto parece superado.

La complejidad era máxima, porque además de no haber trabajado nunca con un coche con motor PHEV, el CX-60 CX-60utiliza además una nueva plataforma modular que más adelante servirá de base para modelos híbridos, otros híbridos enchufables y completamente eléctricos. De hecho, Mazda tiene pensado lanzar de aquí a 2025 sobre la llamada Skyactiv Multi-Solution Scalable Architecture: 5 coches híbridos, otros 4 PHEV al margen del CX-60, y tres totalmente eléctricos. Y a partir de 2025, nuevos modelos eléctricos sobre la futura plataforma Skyactiv EV Scalable Architecture.

Como decimos, y pese a la gran complejidad, el CX-60 PHEV es un Mazda de pura cepa, y eso significa que ofrece unos tactos de conducción exquisitos y una calidad de rodadura sobresaliente.

Prestaciones del motor PHEV del CX-60

El primer sistema híbrido enchufable de Mazda combina el motor gasolina 2.5 Skyactiv-G de 4 cilindros e inyección directa que se monta en el Mazda CX-5, junto a un potente motor eléctrico de 173 CV (129 kW), que conjuntamente rinden 327 CV de potencia y 500 Nm de par motor. El propulsor eléctrico, con el que dice Mazda que se pueden recorrer hasta 63 kilómetros sin consumir carburante, se alimenta de una batería de iones de litio de 17,8 kWh, que se puede recargar de 0 a 100 en 2 horas y 20 minutos con el cargador de 7,2 kW que el CX-60 ofrece de serie.

Las prestaciones de este coche están fuera de toda duda, ya que hablamos del Mazda más potente que jamás se ha fabricado en serie. Tiene una respuesta al acelerador muy contundente pero no explosiva, sino progresiva, lo que juega en favor del confort.

Cuenta con distintos modos de conducción y éstos varían la entrega de potencia del coche. En modo 'EV', o 100% eléctrico, entrega 173 CV, lo que es más que suficiente para mover el vehículo en casi cualquier circunstancia. En este modo, prima el confort y se disfruta del silencio y la máxima suavidad en el manejo del vehículo.

Lo único que no nos ha gustado es que al acelerar al máximo en este modo notamos demasiado 'lag' hasta que entra en juego el motor de combustión para disfrutar de la máxima potencia. Los coches de prueba de la presentación eran unidades preserie por lo que puede que Mazda pula este inconveniente antes de que el coche comience a entregarse a los clientes.

En el modo 'Normal', en el que el motor eléctrico y de combustión se combinan automáticamente para lograr la máxima eficiencia, el SUVrespondió fenomenal en todo momento y las transiciones entre ambos modos de propulsión fueron prácticamente inapreciables y muy fluidos.

Y en modo 'Sport', ambos motores trabajan conjuntamente y a la vez en todo momento para disponer de las máximas prestaciones posibles. Y os aseguramos que en este caso el coche tira, y mucho además. Los 500 Nm de par hacen que las aceleraciones te dejen literalmente pegado al asiento y se gane velocidad a un ritmo vertiginoso.

Existe otro modo de conducción destinado a off-road, pero no tuvimos ocasión de

probarlo.

Nuevo cambio de marchas automático

Una de las claves para el buen rendimiento del sistema PHEV es el nuevo cambio de marchas automático de 8 relaciones. No nos vamos a poner muy técnicos diciendo en qué consiste el sistema que sustituye el convertidor de par por un sistema de engranajes planetarios. Simplemente diremos que trabaja muy bien; tanto como para que las transiciones entre el motor de combustión sean casi inapreciables y para exprimir al máximo las prestaciones de la combinación de ambos.

El CX-60 tiene tracción permanente a las 4 ruedas, pero con matices. El cambio de marchas manda por defecto el par al eje trasero, pero el delantero siempre tiene algo de par. Éste puede ser prácticamente testimonial si la conducción no lo exige, pero si se necesita más empuje en la parte frontal para resolver una situación complicada por falta de agarre, o para evitar una pérdida de control, puede aumentar hasta igualarse con el del tren trasero. Es decir que el CX-60 prácticamente es un tracción trasera por defecto, pero puede enviar potencia al delantero cuando se necesite.

Finalmente hay que hablar del ruido del motor. No nos ha gustado mucho cuando el coche se mueve en modo puramente eléctrico ya que es una especie de silbido agudo, pero en cambio nos ha encantado el rugido del motor cuando se aprieta a fondo. Potenciado de forma electrónica en el habitáculo, hace que se enfaticen las sensaciones dinámicas.

Autonomía eléctrica

Poco os podemos decir a nivel de consumo ya que la prueba fue relativamente corta y fuimos probando todos los modos de conducción con lo que las estadísticas se van a garete. Este dato nos lo guardamos para cuando hagamos una test más largo y exhaustivo con una unidad de pruebas, con la que comprobaremos si los 63 kilómetros de autonomía eléctrica que anuncia Mazda son reales.

Sobresaliente comportamiento en carretera

El comportamiento general del Mazda CX-60 nos ha parecido sobresaliente, tanto en una conducción urbana, como por carretera convencional.

Pero antes de hablar de ello nos gustaría resaltar la calidad del puesto de conducción, no solo por la factura de todos los materiales de contacto, la lógica y ergonómica disposición de todos los mandos, el confort que aportan los asientos premium, o el gran acierto de mantener botones físicos para aquello que más se utiliza en el día a día como la radio o la climatización, sin fiarlo todo a unas pantallas táctiles enormes como hacen la mayoría de fabricantes. También por detalles como lo bajo que se puede conducir pese a la altura del coche, o los múltiples reglajes electrónicos que admite tanto el volante como el asiento para encontrar la postura perfecta al mando del vehículo. Además, el coche reconoce la cara de los distintos usuarios que pueda tener el CX-60 para adaptar hasta 250 parámetros de personalización, para nada más sentarnos en el asiento que todo esté a nuestro gusto: desde la postura al volante, las sintonías de radio, la conectividad con el móvil, etc.

Pero hablemos ya del comportamiento del coche. En una conducción urbana es suave, ágil y fácil de manejar. Algunos compañeros coincidieron en que la dirección era demasiado pesada en este contexto, pero bajo nuestro punto de vista forma parte del carácter de Mazda. Es cierto que no es un guiado ligero, pero nunca nos pareció que pudiese ir en contra del confort. Además, como luego veremos, está dirección es una ventaja en conducciones dinámicas. Por cierto, en la urbe es de gran ayuda el avanzado sistema de cámaras perimetrales para maniobras de aparcamiento.

Cuando se sale de la ciudad el CX-60 saca su mejor versión. Para nosotros la mayor virtud de este SUV híbrido enchufable es su calidad de rodadura. Este coche es una delicia en carrera e invita a recorrer largas distancias para disfrutar de su soberbio confort. Conjuga el silencio y la suavidad con una enorme sensación de aplomo y seguridad, algo terriblemente complejo de lograr.

Esto hace todavía más sorprendente el carácter que tiene el coche cuando se selecciona el modo Sport. No cuenta con suspensión variable, pero de forma milagrosa, ese tarado que era capaz de tragarse cualquier bache sin que se filtrarse en habitáculo, también mantiene firme la carrocería en curvas rápidas para limitar al máximo los balanceos. La dirección transmite perfectamente lo que sucede bajo las ruedas del coche, lo que eleva la sensación de control y por tanto permite que se pueda ir más rápido. Finalmente cabe destacar que el CX-60 tiene un complejo sistema de control de tracción llamado Kinematic Posture Control (KPC),que reduce las pérdidas de adherencia y ayuda a tomar las curvas de forma más segura. Si sumamos el buen tarado de suspensiones, la sobresaliente dirección ‘made in Mazda’, la tecnología de ayudas a la conducción, y una plataforma que sitúa las baterías muy bajas para reducir al máximo el centro de gravedad, se obtiene un comportamiento dinámico que sorprende ante el tamaño y el peso de este coche.

Breve repaso a las novedades del Mazda CX-60

En este artículo nos hemos querido centrar en las sensaciones de conducción del Mazda CX-60, ya que es el primer modelo híbrido enchufable en la historia de la marca y lo importante era saber cómo se comportaba el motor. Por ello vamos a hacer un breve repaso a otras novedades que trae este modelo.

Es un SUV grande que se sitúa por encima del CX-5 con: 4.745 mm de longitud, 1.890 mm de anchura y 1.680 mm de altura, y una distancia entre ejes de 2.870 mm. El habitáculo puede acoger cómodamente a cuatro adultos e incluso 5 sin demasiadas estrecheces si se ocupa la plaza central trasera, y pese a contar con ungran maletero de 570 litros.

Lo que más llama la atención del diseño exterior del CX-60 es la ausencia de líneas de tensión en los laterales, que se sustituyen por superficies cóncavas y convexas para dibujar formas según le peque la luz a la carrocería. Del interior destacaríamos la amplitud, la soberbia calidad de los materiales, ajustes y acabados, y la presencia de pantallas de tamaño grande pero no enorme para compartir protagonismo en el manejo de los sistemas con los botones físicos.

Se ofrecen cuatro niveles de equipamiento: Prime-line, Exclusive-line, Takumi y Homura. Todas ellas ofrecen climatizar bizona, pantalla táctil central TFT en color de 12,3 pulgadas, radio DAB, Bluetooth, Apple CarPlay y Android Auto inalámbricos, navegador y control de crucero.

El Mazda CX-60 ya se puede reservar desde 50.268 euros con el motor PHEV, y más tarde llegarán otros dos motores: este mismo 2022 llegará el gasolina e-Skyactiv X de nueva generación, con 3.0 litros y 6 cilindros en línea, y ya en 2023 el diésel e-Skyactiv-D de 3.3 litros, y también de 6 cilindros, con dos variantes de potencia. Tanto los gasolina como los diésel contarán con la etiqueta ECO puesto que integrarán un sistema microhíbrido de 48V.