Hace un año, el sector de la automoción vivía un tsunami con la entrada en vigor de las nuevas pruebas de emisiones WLTP. Por un lado, los concesionarios incrementaron sus ventas en los meses de julio y agosto por el temor a posteriores subidas de los precios y, al mismo tiempo, se generó a partir de septiembre un stock importante de vehículos kilómetro cero al tener que matricular los concesionarios aquellos coches que a finales de agosto no cumplían la norma.

La próxima semana llega la segunda fase de la norma, que incluye la obligatoriedad de realizar las pruebas de los vehículos en condiciones reales de conducción. A ver, que me parece correcto que de una vez por todas los consumos que se reflejan en los catálogos se ajusten a la realidad, y no escuchemos la cantinela de siempre de que cada persona tiene una forma de conducir y de ahí las variaciones. Puedo admitir pulpo como animal de compañía, pero no variaciones superiores al litro de diferencia.

Para los que os estéis pensando en comprar coche, esta puede ser una buena oportunidad, pues según Faconauto, la patronal, se van a tener que automatricular alrededor de quince mil vehículos, que saldrán a la venta con descuentos que en determinados casos podrían llegar al 30%. A pesar de los volúmenes, todas las matriculaciones son buenas, ya que los consumidores continúan sumidos en una total falta de confianza.

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