En un escenario complejo, marcado drásticamente por la falta de mano de obra especializada en el sector del mar, Orpagu se ha reinventado impulsando un proyecto de automatización de procesos en la pesca. En tres fases, que incluso contemplan innovadores exoesqueletos para facilitar el trabajo más físico, la primera parte de este plan respaldado por los fondos Next Generation se presentó este miércoles, en la segunda jornada de Conxemar. Se trata de la planta frigorífica 4.0 que ha desarrollado en colaboración con el Centro Tecnológico de Automoción de Galicia. Dichas instalaciones, que pasan de la clasificación manual a la automática, siendo la única en todo su sector con este sistema, se inaugurarán el próximo mes de noviembre en Tui (Pontevedra).

Juana Parada, directora gerente de la Organización de Palangreros Guardeses de A Guarda, comenta a FARO que el nuevo mecanismo traerá consigo significativas mejoras como el mayor control de los alimentos que tratan. Antes se obtenía información a granel y ahora será por pieza, pudiendo conocerse con exactitud su número así como la medida y el peso de cada una respectivamente. De igual manera, albergará en su interior una sala I+D dedicada al desarrollo de nuevos productos.

La planta, cuya inversión asciende a los ocho millones, conservará los mismos trabajadores: una treintena. Todos ellos comprobarán en su propia piel la evolución de la tecnología y verán como sus funciones cambian, pasando de cargar el pescado a reconducirlo y centrarse en labores más técnicas. En este sentido, la maquinaria instalada se comenzará a probar en exclusiva con una especie, la tintorera, y posteriormente se introducirá el pez espada, que contará con un sistema más robusto.

Exoesqueletos en 2023

El proyecto de automatización se divide en tres partes. La primera, cuyas últimas conclusiones fueron presentadas ayer en la que fue la primera participación de Orpagu (con stand) en Conxemar, incluyó un estudio en el que se creó un “gemelo virtual” del proceso de descarga y clasificación en el frigorífico sobre el que se probaron diferentes alternativas de semiautomatizado (hasta dar con la mejor opción). Tras ello se llevarán a cabo los procesos de pelado del pescado y la manipulación de ejemplares a bordo con el uso de exoesqueletos adaptados a las necesidades concretas de la flota de palangre.

En esta línea, quizá precisamente los exoesqueletos sean lo que más llamen la atención en este sentido. Estando todavía en fase de pruebas, tras varios análisis actualmente se han elegido dos modelos que están siendo valorados en detalle a fin de garantizar la máxima comodidad a los trabajadores y asegurar la máxima eficiencia del proceso productivo. Se espera que lleguen a mediados del año que viene y la idea es extenderlos a toda la flota (40 barcos) para reducir la carga física que especialmente se concentra en la zona lumbar y los hombros.