La Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (Iccat) celebra estos días su reunión anual para evaluar pesquerías de gran importancia para Galicia y el resto de España, como son la de atún, pez espada o tiburón. El importante sector del palangre gallego asiste con atención a las deliberaciones que tienen lugar, en especial con dos temas: la ya conocida solicitud de extensión de la norma de aletas adheridas de la UE (que obliga a descargar los escualos con las aletas sin cercenar) al resto de países y el posible veto a la captura de marrajo. Si bien en el primer caso desde la flota dan por perdida esa batalla pese a la insistencia de la Comisión Europea en cada una de las reuniones, en el segundo la preocupación es máxima. Y es que pese a reducir las capturas de forma voluntaria en un 40%, las voces para prohibir la retención a bordo de esta especie de tiburón siguen creciendo. “Hay propuestas que van incluso hasta el 2070”, lamentan fuentes del sector consultadas. La patronal europea Europêche defiende que esta medida sería “inútil”.
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El marrajo es uno de los dos tiburones que captura la flota de palangre gallega. Aunque la población de tintorera goza en general de muy buena salud y su captura no suscita más debate que el promovido por las asociaciones que buscan prohibir la pesca de todo tipo de escualos, en el caso del marrajo la situación es diferente.
La especie (Isurus oxyrinchus) es la que menos pesca la flota gallega, representando un 10% de las capturas. Sin embargo, la falta de datos científicos genera una incertidumbre sobre la situación real de la población atlántica de este tiburón en la que se mueven diversas asociaciones para solicitar la prohibición total de su captura, avivado en su día por la inclusión del marrajo dentro del Apéndice II de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (Cites), lo que incrementó la regulación sobre su comercialización.
Sin embargo, como valora la patronal europea de pesca el marrajo “no está en peligro de extinción en el Atlántico norte”, aguas para donde se pide expresamente la veda. En su declaración al plenario de la Iccat realizado ayer, Europêche recuerda que desde las medidas de gestión implementadas en 2017 por parte de esta comisión, la flota gallega “redujo las capturas en casi un 40% y buscan proactivamente evitar la pesca de forma voluntaria”.
Los armadores insisten en que para evitar estas capturas y para aportar más datos científicos, la flota se dotó voluntariamente de sistemas de monitoreo electrónico, así como “un mayor número de observadores humanos a bordo” de los requeridos por las administraciones. “Fue difícil y costoso”, apuntan desde Europêche. Junto a ello, también mencionan el FIP Blues, el proyecto de mejora de la pesca del pez espada y el tiburón azul promovido en 2018 por las cuatro organizaciones de productores y 13 empresas principales, “que representan el 90% de las capturas de la flota de la UE”.
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“Una prohibición total de retención a bordo no aportaría ningún beneficio para la conservación de la población [de marrajo] y sería una práctica inútil”, insiste la patronal, que pone especial énfasis en aquellos especímenes que llegan ya muertos a la cubierta de los palangreros tras picar en su línea de anzuelos. De hecho, recuerda que de esta forma “se perdería totalmente” la que consideran “única fuente fiable de datos” sobre la especie.
Con estos datos, Europêche sigue apostando por la liberación de los ejemplares que llegan vivos a los barcos. Por ello, solicitan un TAC (total admisible de capturas) de al menos 500 toneladas para el Atlántico norte. La decisión de la Iccat se conocerá cuando termine la reunión anual, el próximo martes.