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Cámaras a bordo para ver la interacción pesca-cetáceos

Cámaras a bordo de un arrastrero de litoral, en Marín. Marine Instruments

La Organización de Productores de Pesca de Marín, Opromar, se ha propuesto demostrar cuál es la interacción real de un arrastrero con la pesca accidental de cetáceos, un problema que está bajo el punto de mira de la Comisión Europea y que apunta a obligar a la flota del Cantábrico y del Golfo de Vizcaya a instalar medidas de mitigación. Para ello, la asociación ha lanzado un proyecto piloto que incluye la instalación de un sistema de monitoreo (es decir, las cámaras a bordo) para probar qué hay de cierto en las estadísticas que acusan a este tipo de buques de generar una muerte indiscriminada de, principalmente, delfines. En el proyecto se ha embarcado también Marine Instruments, especialista en este tipo de sistemas, y la firma Datafish TS, que se encargará de analizar las imágenes.

La polémica con la muerte accidental de cetáceos comenzó en 2017, cuando los expertos del Observatory Pelagis (de Francia) alertó de la situación, principalmente en torno a los delfines y en aguas del Golfo de Vizcaya. Más tarde hizo lo propio la organización medioambientalista Sea Shepherd, que, cámara en mano, se propuso lograr pruebas de que la muerte por pesca era una realidad.

El problema ganó dimensión especialmente en los dos últimos años y sobre todo en Francia. Tanto, que la Comisión Europea tomó cartas y dio un tirón de orejas tanto al país galo como a España, exigiéndoles poner freno a este tipo de muertes accidentales por pesca. De hecho, ambos estados lanzaron recientemente un proyecto conjunto, Cetambicion, al que también se sumó Portugal y con el que buscan solucionar el problema. Bajo la coordinación del Instituto de Investigacións Mariñas (IIM-CSIC) de Vigo, la iniciativa cuenta con 14 participantes, durará dos años e investigará la captura accidental de cetáceos en la pesca y apoyar la evaluación regular de las poblaciones de estos mamíferos.

Detalle de una de las cámaras en el arrastrero. Marine Instruments

Por su parte, el proyecto lanzado ahora por Opromar junto a Marine Instruments se enmarca en la orden APA/1200/2020, del pasado diciembre, por la que se establecieron medidas de mitigación y mejora del conocimiento científico para reducir las capturas accidentales de cetáceos y se incluía la posibilidad de estas pruebas piloto con cámaras.

La organización de productores marinesa busca con ello poner blanco sobre negro y demostrar cuál es la interacción real de un arrastrero de litoral que opera en el caladero Cantábrico Noroeste. “Se espera que dicho informe ponga de manifiesto lo que esta flota lleva diciendo durante el último año, y es que no existe interacción real con cetáceos, por lo que no son necesarias medidas de mitigación para esta flota”, aseveran desde Opromar.

Vista de las cámaras en el barco. Marine Instruments

Según explican, la actividad está incluida en su plan de producción y comercialización de este año y ya está en marcha después de la instalación de las cámaras a principios del pasado mes en el buque Eleuterio José Balayo. Con ello también se da un paso en torno a la utilización de este tipo de dispositivos, rechazado en general por parte del sector y que podría ser obligatorio en el futuro si finalmente así se estipula en el nuevo reglamento de control que está en la recta final de la tramitación en Bruselas.

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