Las lonjas gallegas comienzan al ralentí este año. Tras finalizar 2020 con los peores datos en 15 años, la tercera ola y el cierre de la hostelería ha lastrado la primera venta del pescado y marisco en la comunidad. Los datos por la Consellería do Mar registran que en los dos primeros meses del año las rulas gallegas facturaron 54,8 millones de euros, lo que supone una reducción de casi el 16% respecto a los dos meses previos a marzo de 2020, cuando se produjo el estallido de la pandemia en España. De hecho, de las cinco grandes lonjas de la comunidad solo la de Burela registra cifras positivas.
La pandemia de COVID sigue haciendo daño al sector pesquero y marisquero gallego. El inicio del año estuvo marcado por la tercera ola de contagios y, como consecuencia, con el cierre de la hostelería, principal cliente del sector. A ello, se sumó también la incertidumbre del Brexit, cuyo acuerdo se resolvió sobre la bocina a final de año y provocó un inicio con titubeos por parte de la flota que faena en Gran Sol, sobre todo en Vigo durante las primeras semanas de enero.
Entre enero y febrero se vendieron 14.675 toneladas
La reducción de la facturación viene acompañada de una caída de casi el 11,5% en las cantidades comercializadas. A falta de consolidar los datos, la Plataforma Tecnolóxica da Pesca recoge que entre enero y febrero se vendieron 14.675 toneladas.
La de Vigo fue de las que mejor aguantó el envite entre las que perdieron facturación entre las cinco grandes lonjas. Su facturación se redujo en 950.000 euros respecto a los dos primeros meses de 2020 (15,7 millones), seguida de los 1,5 millones que perdió A Coruña (7,5), los 1,6 de Celeiro (6,5) y los 2,4 de Ribeira (4,4). La de Burela es la única de ellas que logró resultados positivos: cerró febrero con un acumulado de 9,2 millones en ventas (casi 625.000 euros más). A partir de ahí, por encima del millón de euros en ventas solo están las lonjas de O Grove (1,2) y Cambados (1,1), ambas con peores registros que hace un año.
