El administrador concursal comunicó ayer al comité de empresa de la emblemática pesquera coruñesa Isidro 1952, antigua Isidro de la Cal, su decisión de decretar el cese total de la actividad y el despido de los noventa trabajadores que quedaron tras el ERE (expediente de regulación de empleo) que el mes pasado dejó en la calle a 122 empleados. La decisión llega después de fracasar las negociaciones con la cadena de distribución Lidl, el último cliente que mantenía la compañía, que ha rechazado incrementar sus pedidos de sushi.

El abogado coruñés Ramón Juega -que ejerce de administrador en el proceso concursal de la pesquera- argumentó ante los trabajadores que no ve posibilidad de conseguir carga de trabajo ni ha recibido ofertas viables para que la empresa siga en funcionamiento, por lo que mantener la plantilla supone engrosar una deuda que supera ya los 72,5 millones de euros. El comité sospecha que hay un inversor interesado en comprar la firma libre de cargas laborales.