El vigués Iván López van der Been renovó el pasado mes como presidente del Consejo Consultivo de la Flota de Larga Distancia (LDAC), una de las once organizaciones que componen interesados del sector que aconsejan a la Comisión y a los países de la UE. En esta entrevista con FARO el también miembro del consejo rector de la Cooperativa de Armadores de Vigo (ARVI) analiza el papel del LDAC, su papel en Bruselas y los retos actuales y futuros.

-¿Qué función tiene el LDAC en Bruselas?

-Siempre me quedo con una frase que dijo el gallego Ernesto Penas: "Cada consejo consultivo tiene que hacerse su propio espacio, no esperar a que se lo den". Esa ha sido la convicción del LDAC, hacemos las cosas y buscamos ser útiles. Hay que buscar un equilibrio entre lo que la Comisión necesita y lo que los stakeholders proponen, pero no solo eso, también provocar la necesidad a veces. Creo que se ha ganado peso, es ejemplo de un consejo consultivo funcional en el que se toman todos los dictámenes por consenso. Se toman porque realmente hay acuerdo.

-¿Qué importancia tiene para Vigo y su flota que un vigués esté al frente del LDAC?

-Vigo es uno de los centros de acción del consejo, ya que la flota europea más grande de aguas lejanas es de la ciudad. Mi trabajo es coordinar el trabajo e impulsarlo un poco, pero es un trabajo de equipo. Lo que es importante es que el secretario sea de Vigo [Alexandre Rodríguez], así como otra de las personas que trabajan con él. De cuatro, dos son de Vigo.

-Entró de presidente en un momento convulso para la pesca de arrastre y ahora renueva en pleno "Brexit", norma de descartes, renovación de comisario de Pesca?

-Sí. La otra vez había sido justo después del veto a la pesca de arrastre más allá de 800 metros y ahora toca el Brexit y todo lo demás. No es nuestro deber asesorar a la Comisión, es decir, no tenemos que esperar a que nos pida consejo y no vamos a decidir quien va a ser el próximo comisario, pero sí que le seguiremos muy de cerca.

-¿Cuál es entonces la principal batalla?

-Estar atentos al Brexit. No se puede entender esto como una torre de marfil, el consejo consultivo tiene que colaborar y ser una herramienta útil de la Comisión. Con su salida Reino Unido pasa a ser estrictamente un país tercero, por lo que todas sus aguas pasarían a las funciones del LDAC, que por definición son todas aquellas aguas que no comunitarias. También creo que la situación aquí es más complicada y lo que nos importa es ser útiles. Estaremos a disposición de la Comisión.

-¿No puede hacer nada el LDAC?

-Nosotros vamos a intentar mantener a nuestros miembros británicos, que han sido y son muy importantes, sobre todo alineados con nosotros en temas internacionales como son la gobernanza de los mares y temas sociales. En cuanto a las negociaciones, para dar un consejo u opinión hay que ver cómo se plantea. Estamos lejos de ello, no se sabe qué va a pasar y no queremos ser tertulianos o aventurar nada. No sabemos ni quien va a ejercer el liderazgo político de la pesca en los cinco próximos años.

-Karmenu Vella dejará de ser comisario de Pesca, ¿para usted fue un buen comisario?

-No fue mal comisario y no va a ser recordado como el mejor de la historia. Pero, sinceramente, ninguno lo ha sido. Un funcionario me contaba hace poco que cuando la contrataron la avisaron de que en Pesca se preparara para ser rodeado por todas las partes y, además, que sabría que había hecho bien su trabajo cuando todos lo odiasen. Vella ha intentado ser neutral y administrar más que ejercer un liderazgo político exacerbado como hizo Damanaki. Yo me quedo con 100 "Vellas" antes que con una Damanaki.

-Recientemente el LDAC aprobó un dictamen contra la minería submarina. ¿Por qué no hacer lo mismo contra otras actividades como la extracción de petróleo y gas?

-Es una pregunta pertinente e ilustra uno de los verdaderos problemas de la gobernanza de los mares, que es que la pesca es una competencia de un montón de organismos y hacen muy difícil una toma de decisiones comprensiva y coherente. Nos hemos centrado en lo que podemos hablar de verdad, técnicamente la realidad es que los estándares medioambientales que se preveían son muy inferiores a los de la pesca. Todos estamos de acuerdo en que que una nueva actividad entre con un estándar más bajo no tiene sentido. La minería submarina no ha demostrado ser inocua con el entorno, como dicen. Lo normal es que a raíz de este dictamen y debate se hablen de más cosas, como pasó con los temas sociales.