Se acabó la aventura de Iván Diéguez en el Cuteta, el arrastrero angoleño -antes Golden Touza- en el que llevaba embarcado desde el pasado noviembre. Y de cuyo trabajo a bordo no ha visto un duro. La armadora, Construções & Empreendimentos Angola SA (Crisgunza), le entregó ayer el marinero cangués los billetes de vuelta a Galicia, horas después de la denuncia publicada por este periódico. Y también algo de calderilla, pero ni rastro de los salarios impagados. El Cuteta se queda así sin tripulación gallega después de que dejasen el barco Emilio (segundo de máquinas), Santiago (antiguo jefe de máquinas) o Tito (engrasador). Y Eugenio, el capitán, que voló hace quince días porque hoy celebra su boda. En el peor de los casos, y salvo "algún anticipo", llevan un año sin ingresar una nómina.

"Teníamos la esperanza de que el barco fuese a reparar a Walvis Bay (Namibia) -explicó el capitán-, porque allí sí hubiesen retenido el barco hasta que pagasen a la tripulación. Esto no lo habría permitido el Gobierno". Finalmente el Cuteta se dirigió a Luanda, donde permanece fondeado. Se dedicaba principalmente a las pesquerías de merluza y cachucho. Crisgunza es un holding angoleño que también se dedica a la extracción de petróleo, diamantes o la organización de viajes en grupo. Hace tres años adquirió el buque a la armadora viguesa Chymar.

Iván, de 35 años, podrá conocer finalmente a su tercera hija, nacida en enero y que solo ha visto por la pantalla de su móvil.