La flota arrastrera gallega que faena en aguas del noroeste africano podrá regresar a Guinea-Bisáu después de casi un año y medio lejos de él. La Comisión Europea ha confirmado que los buques comenzarán a pescar "a partir del segundo trimestre" de este año, momento en el que se habrán cerrado ya los "procedimientos legislativos necesarios para la firma y la celebración del acuerdo" pesquero. De esta forma hasta una quincena de barcos con base principalmente en Marín regresarán al que consideran su mejor caladero desde la expulsión de Mauritania en 2012. Hasta esa fecha se consideraba una flota cefalopodera, desde entonces se dedican a la pesca demersal. Con este pacto dispondrán de hasta 30.500 toneladas de pescado cada año.

La flota de la Asociación Nacional de Cefalopoderos (Anacef), formada por 17 unidades, estuvo aprovechando el acuerdo pesquero entre la Unión Europea y Guinea-Bisáu hasta que expiró el 23 de noviembre de 2017. Desde la asociación calculaban que una falta de renovación del pacto supondría que la flota renunciase a unos 30 millones de euros en ventas cada año con la captura de 20.000 toneladas de pescado o, lo que es lo mismo, el 80% de sus descargas anuales. Finalmente la flota tuvo que abandonar el caladero al no llegar a un nuevo acuerdo y, tras cinco difíciles rondas de negociación, Bruselas y Bisáu pudieron rubricar un nuevo protocolo el pasado 15 de noviembre en la capital del país africano.

Todos estos pasos fueron resumidos por el comisario de Pesca europeo en una respuesta parlamentaria fechada el pasado 31 de enero. A preguntas del europarlamentario popular Francisco Millán Mon, el maltés Karmenu Vella explicó que "deben ultimarse aún" los trámites burocráticos necesarios para activar el acuerdo de pesca, pero que "es posible que los buques de la UE puedan volver a faenar en aguas de Guinea-Bisáu a partir del segundo trimestre de 2019".

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Según el acuerdo la alcanzado el año pasado -con validez hasta 2024- los buques podrán capturar hasta 30.500 toneladas de pescado (en el mejor de los casos) repartido entre diferentes modalidades para el arrastre. Así, los dos primeros años las posibilidades de pesca para la flota demersal se fijarán en base al esfuerzo pesquero: 3.500 TRB (toneladas de registro bruto), de las que 2.900 corresponden a España. A partir de ahí se fijarán 11.000 toneladas de pescado, un 5% de capturas accesorias de crustáceos y un 15% de cefalópodos sobre el total.

Para el arrastre cefalopodero serán las mismas TRB y a partir del tercer año 1.500 toneladas, con un 60% de pesca accesoria de peces y 5% de crustáceos. Ya para el arrastre de pequeños pelágicos (como el jurel), serán 15.000 TRB en 2019 y 2020 y 18.000 toneladas al año a partir de 2021 (+10% de peces, 10% de cefalópodos y un 5% de crustáceos).

La UE pagará por todo ello -junto a licencias para atuneros y marisqueros- una contraprestación económica de 15,6 millones de euros, lo que supera los 9,2 millones que entregada durante el anterior pacto.