Los balleneros japoneses capturaron 177 ejemplares en el marco de una expedición estival de tres meses en el océano Pacífico, desarrollada a pesar de las críticas a nivel internacional. Japón, que continúa la caza de estos cetáceos en el ámbito de un programa científico, aboga desde hace años por una flexibilización de la moratoria internacional instaurada en 1986.