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Plataforma petrolífera. //FDV

Nueva arremetida contra la pesca extractiva

El petróleo pone contra las cuerdas a la flota de Gran Sol

Los permisos, otorgados pese al bajo precio del crudo, abarcan una superficie de 26.636 kilómetros cuadrados. Todos en el banco de Porcupine,

Las grandes compañías energéticas del mundo han retomado sus planes de inversión para la búsqueda de crudo y gas pese a los bajos precios de las materias primas, que sufrieron otro revés tras la aprobación del Brexit. Con todo, la cotización del crudo se ha revalorizado casi un 50% desde enero, desde los 30 a 47 dólares el barril, y al abrigo de esta subida Irlanda ha decidido reanudar las prospecciones de petróleo en el caladero conocido comúnmente como Gran Sol. Entre el 1 de marzo y el pasado 1 de julio el Gobierno de Dublín autorizó 28 nuevas licencias preliminares (license option) en sus aguas para detectar la presencia del codiciado mineral. Todas ellas están en el banco pesquero de Porcupine y ocupan 26.636 kilómetros cuadrados, según la documentación oficial facilitada por el departamento de Energía y Recursos Naturales.

A finales de los años 50, como ha documentado Michael J. Carrol (La Segunda Armada Invencible. Pesqueros Gallegos en el Gran Sol), los patrones empezaron a adentrarse en Porcupine -o "la selva"- debido al incremento de buques en la zona y pese a ser un banco más peligroso y profundo. "Pescaban a 250-300 brazas [más de 4.500 metros] de profundidad, lo que suponía una presión enorme para los motores y cabestrantes". Porcupine se volvió una zona célebre para la pesca, con sus 88.621 kilómetros cuadrados de extensión. Las licencias de exploración recién aprobadas equivalen a una tercera parte de su superficie. No es la primera vez que este banco es explorado por las petroleras, pero ahora Dublín multiplica por tres los kilómetros cuadrados susceptibles de recibir a los buques sísmicos.

Entre las empresas adjudicatarias están las mayores firmas del mundo, que en la mayor parte de los casos concurren en una especie de alianza para explorar cada subzona: Eni, BP (antigua British Petroleum), ExxonMobil, Statoil u otras conocidas en la zona como Providence Resources y Sosina Exploration. El trabajo de los sísmicos consistirá en la emisión de haces de sonido a baja frecuencia para detectar cualquier anomalía en el lecho marino.

Varios estudios internacionales, como ya recogió FARO, demuestran que estas señales aniquilan cualquier forma de vida entre 50 y 500 metros de distancia y, en el caso del Mar del Norte, han provocado la disminución del 36% de las especies demersales (como la merluza), el 54% de las pelágicas (bacaladilla o jurel) y el 18% de las pequeñas pelágicas. El haz de sonido es capaz de penetrar hasta 40 kilómetros en la corteza terrestre.

El proyecto de mayor dimensión, con una licencia que abarca 1.612 kilómetros cuadrados, está en manos de Nexen Petroleum. Se trata de una compañía con sede en Canadá, pero propiedad al 100% de China National Offshore Oil Corporation (CNOOC). Tiene de plazo para formalizar la licencia definitiva hasta marzo de 2018. En total Nexen, que costeará sin socios las prospecciones, tiene permiso para rastrear 4.525 kilómetros cuadrados en Porcupine y el banco de Goban Spur, que está parcialmente afectado por la nueva ronda de autorizaciones administrativas. Pero el grupo de empresas más beneficiadas es el de la tríada compuesta por Statoil Exploration, ExxonMobil Exploration y Production Ireland. Son 7.705 los kilómetros cuadrados que abarcan las seis license option que se acaban de adjudicar.

El Gobierno irlandés, que quiere reducir su dependencia energética del Reino Unido -y más ahora tras el Brexit- había paralizado durante casi año y medio las concesiones después de que en dos ocasiones se declararan desiertas las pujas por el desplome en el precio del crudo. Con los permisos concedidos hasta la fecha, Irlanda ha ampliado las zonas aptas para prospecciones petrolíferas en más de 64.000 kilómetros cuadrados (casi la superficie de todo el país). A día de hoy son 84 los barcos gallegos que faenan en el caladero de Gran Sol, de los que 14 tienen en Vigo su puerto base.

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