Los integrantes de la Asociación de Armadores de Cerco de Galicia (Acerga), que agrupa la mayoría de los cerqueros gallegos, saldrán hoy a faenar tras más de tres meses con sus barcos amarrados en señal de protesta por el reparto de cuotas pesqueras fijado por Gobierno central. En este tiempo sufrieron pérdidas económicas por buque de entre 60.000 y 500.000 euros, en función del tamaño de la embarcación. Pero no son los únicos afectados. El resto de profesionales de distribución, exportación y servicios vinculados a este segmento de la flota también sufrió las consecuencias del paro. Frigoríficos, transportistas, rederas, mecánicos, pujadores y cofradías denuncian cuantiosos descensos en sus cifras de negocio durante lo último trimestre. Unos perjuicios que en algunos casos provocaron importantes reducciones de personal.

Todos los sectores coinciden en señalar al Gobierno como principal responsable de la situación y le exigen que tome medidas para que la flota vuelva al mar con garantías.

| Empresas congeladoras. El presidente de la Asociación de Frigoríficos de Pesca Extractiva (Afripex), Manuel Casal, asegura que las 14 empresas que forman la asociación "surgida precisamente por el paro del cerco" vieron cómo su producción caía un 82% desde que comenzó el amarre, lo que supuso que dejaran de facturar unos 25 millones de euros. "Se trata de un grupo de empresas pequeñas y medianas que congelamos y exportamos especies de litoral, por lo que dependemos mucho del cerco y del arrastre", explica Casal, que indica que solo los gastos fijos de mantener uno de sus congeladores alcanzan los 10.000 euros al mes. A pesar de la situación, estas empresas no tuvieron que reducir personal.

Algo que no consiguió evitar un grupo empresarial coruñés que, además de congelar y exportar, se dedica a la pesca y venta de pescado fresco. El presidente de la compañía asegura que tuvo que despedir a 37 empleados desde que comenzó el paro. El empresario, que prefiere no dar su nombre, cifra sus pérdidas en estos tres meses en unos tres millones de euros.

Para Casal, las consecuencias van "más allá" de las pérdidas inmediatas: "Trabajamos mucho para la exportación, mercados que quedaron desatendidos. Si faltas, buscan alternativas y no sabemos cuánto tardaremos o se volveremos a recuperar esas relaciones comerciales".

| Rederas. Las rederas son, de por sí, una rama del sector con unas condiciones laborales inestables. En el caso de las que hacen y reparan redes para el cerco, su salario se reparte por día trabajado (aproximadamente unos 50 euros por jornada), por lo que ya llevan tres meses sin cobrar y no pueden afrontar los gastos derivados de su oficio. "No podemos seguir así. Estamos pensando en darnos de baja de la Seguridad Social", explica Mercedes Martillo, una redeira de Malpica. Esta trabajadora también denuncia que, como autónomas, no tienen derecho a la prestación por desempleo..

| Pujadores. Eduardo Pena es un pujador que vende el pescado de 60 de los 120 barcos de Acerga y calcula que dejó de facturar "unos 40.000 euros" en los últimos tres meses. Asegura que la escasez de xarda y jurel -especies principales que pesca el cerco- provocó grandes aumentos de los precios en las lonjas. En el caso del jurel, "que normalmente no pasa de los 9 euros el kilo", llega a superar los 30 euros. "La xarda, que nunca supera los 13, llega a venderse por 40 euros el kilo", explica Pena.

| Transportistas. Parte del sector del transporte en Galicia también depende en buena medida de la pesca, por lo que tampoco escapó a los efectos del amarre de los cerqueros. Juan Mouzo y su hijo Rubén son los gerentes de una empresa de venta de pescado y de otra de transportes, respectivamente. Mientras la empresa de Juan "está parada" desde lo comienzo de las protestas (incluso se vio obligado a prescindir de un empleado), la de Rubén fue capaz de adaptarse e ir haciendo "otros trabajos", por lo que consiguió mantener el personal.

| Mecánicos. "No hay trabajo, los barcos sin actividad no generan dinero por lo que no pueden hacer reformas o reparaciones", explica el responsable de un taller de buques. Este empresario, que prefiere mantenerse en el anonimato, asegura que hay armadores "a los que les gustaría aprovechar el amarre para poner los barcos a punto, pero no pueden hacerse cargo de los gastos". También afirma que en su sector "el único que da dinero es el desmantelamiento de buques" y denuncia que en los últimos meses "solo en A Coruña se desmantelaron cuatro embarcaciones que generaban 50 empleos directos y otros tantos indirectos".

| Cofradías. Acerga realizó un estudio sobre el impacto de su paro en la cofradía de Portosín, una de las más dependientes de la pesca del cerco, y calcula que en los últimos tres meses la lonja del pósito facturó tres millones de euros menos que en el trimestre anterior. "Subsistimos porque tenemos algo ahorrado, pero aun así tuvimos que prescindir de un empleado", asevera el patrón mayor de Portosín, Iván Carreño, que aclara que esta situación no se nota solo en el sector del mar, sino que se extiende al resto de la economía de los pueblos costeros. "Estas localidades dependen de la actividad de los marineros, por lo que también se están perdiendo empleos en comercios y bares", asegura. Por eso, Carreño se muestra muy crítico con el Gobierno y la Xunta: "Están arruinando la pesca y a todos los que viven de ella".