Las aspiraciones del sector cefalopodero de que la UE acceda a revisar el acuerdo con Mauritania para que sea posible su vuelta al caladero africano -el único que le quedaba ya a esta veintena de buques gallegos, de Marín y Vigo hasta el pasado verano- recibieron esta semana otros dos varapalos en Bruselas. Y se concretan en el voto favorable a la ratificación del acuerdo, en los términos en que fue suscrito el pasado mes de julio, por parte de las comisiones parlamentarias de Presupuestos y Desarrollo de la Eurocámara, "importantes aunque no tan decisivas como la Comisión de Pesca" a la que los armadores gallegos fían casi todas sus esperanzas de futuro.

Freire lamentaba este voto "favorable a las tesis de la comisaria Maria Damanaki" y se preguntaba "¿cómo es posible que se vote a favor de un acuerdo que le cuesta a la UE 70 millones al año por no pescar, porque no se están usando ni el 15% de las posibilidades de pesca?".

Mientras, la veintena de buques expulsados de Mauritania está amarrada desde el pasado mes de agosto. "Van ya ocho meses de parada, con la gente cobrando ayudas pero cada vez se hace más difícil aguantar", reflexionaba ayer Freire, confiado aún en que sea posible no decir adiós a aquellas aguas africanas, las únicas donde todavía podían faenar estos arrastreros.