La playa artificial de Bouzas, como las mareas, va y viene. Cada cierto tiempo se desempolva el viejo proyecto presentado en 1990 aunque ya cinco años antes, con motivo de la construcción de un nuevo espigón se comenzó a hablar de una playa artificial para lo que bastaría con vaciar 80 camiones de arena procedentes de la vecina Samil para dejar "un arenal de ensueño".

Hace quince años, el Ministerio de Obras Públicas, hoy Fomento, entregó en el Concello un proyecto para la construcción de una playa artificial en Bouzas, condicionada a la finalización de los accesos a la terminal, lo que se conoce popularmente como el último tramo del primer cinturón.

La inversión prevista era de dos mil millones de pesetas y contemplaba un arenal desde la escollera que da remate al relleno hasta lo que hoy es el Museo del Mar y que en su momento se definía como lo que era: el antiguo Matadero Municipal. Ello implicaba la desaparición de las playas de Carril y Santa Baia, en Alcabre, que pasarían a formar parte de la nueva.

Los técnicos habían diseñado un arenal con forma de concha y una longitud aproximada de 1.200 metros. "Más de la mitad de Samil" se especificaba en la Memoria. El ancho previsto en marea alta rondaría los 50 metros.

En la punta del Museo del Mar se construiría un nuevo espigón para facilitar un mayor aporte de arena con las mareas. El otro espigón se situaría en la punta del relleno.

Referencia en Tenerife

Cuando se expuso públicamente el proyecto, se utilizó como referencia de arenal de gran envergadura la de Las Teresitas, en Tenerife, para la que se recurrió a arena procedente del Sáhara. Para otra playa artificial acondicionada en el norte de Galicia se empleó material sobrante de una fábrica de arcilla, aunque desde el Concello se tranquilizaba a los ciudadanos señalando que "no creemos que se utilicen esos recursos y para la playa artificial de Bouzas-Alcabre se empleará arena procedente de la costa próxima a la desembocadura del Miño, que se estaba dragando.

Un año más tarde, el Concello hizo públicos los planos de la playa artificial y las dotaciones anexas, entre las que figuraban un Instituto de Bachillerato, una piscina olímpica y un área polideportiva con campo de fútbol, pistas de atletismo y varias más para la práctica de otros deportes.

Además se contemplaba la creación de una vía peatonal con la prolongación del eje de Tomás A. Alonso, con acceso directo desde el casco histórico de Bouzas y la alameda a la playa.

La clave de toda la actuación estaba en la conexión del primer cinturón con el relleno de Bouzas. Inicialmente estaba previsto que se produjera a través de un puente sobre la dársena de Bouzas, que se llegó a diseñar porque se quería que fuera "algo emblemático y que llegara a constituir un nuevo referente de Vigo", pero después la Zona Franca propuso la solución de un túnel "que ni será necesario excavar" y entrar en el relleno por la zona comprendida entre los edificios dotacionales a construir y los terrenos del Consorcio. Según manifestó el entonces -y de nuevo actualmente- delegado del Estado en la Zona Franca, Francisco López Peña, "con esta solución el Ministerio de Obras Públicas se ahorraría mucho dinero, ya que el puente actualmente proyectado tiene un coste muy elevado y presenta dificultades en su construcción por estar en curva".

Esa solución implicaba el relleno de lo que hoy es la playa Do Adro, en Bouzas, de 450 metros de longitud y 10 de ancho, y que está bordeada por un paseo peatonal. Finalmente, la conexión del primer cinturón con el relleno se hizo por puente, aunque no es una construcción emblemática.