Divulgare interrumpe su línea de cortos de animación por las trabas burocráticas

Con un palmarés de 70 obras y más de veinte nominaciones y premios internacionales, el grupo de la UVigo renuncia a contar con un equipo creativo tras quince años en activo

Imagen del vídeo de Divulgare que muestra una Ría desértica.

Imagen del vídeo de Divulgare que muestra una Ría desértica. / Divulgare

Sandra Penelas

Sandra Penelas

Hace quince años que la biología y el arte se dieron la mano en el campus para trasladar a la sociedad la importancia del trabajo científico y la conservación. El grupo Divulgare, una iniciativa pionera en Galicia y entre las universidades españolas, nacía con una misión clara y, durante quince años, sus cortos de animación –que alcanzan la considerable cifra de 70– han llevado el nombre de la UVigo por todo el mundo y recogido más de una veintena de nominaciones y premios en festivales internacionales. Pero la excesiva burocracia y la falta de apoyo institucional han llevado a su responsable, Luis Navarro, a paralizar esta línea de trabajo y renunciar al equipo creativo que lideraba Iván Arós.

“Estoy muy orgulloso de lo que hemos hecho, he aprendido muchísimo y me da muchísima pena. Uno de nuestros mayores méritos fue crear un grupo realmente mutidisciplinar, aunando disciplinas y habilidades muy distintas y en el que biólogos, artistas y comunicadores aprendimos unos de otros. Pero no hemos tenido apoyo para mantenerlo en el tiempo y la carga burocrática y administrativa se ha vuelto imposible. Más que investigador y docente me había convertido en un gestor”, lamenta Navarro, catedrático de Botánica y responsable del grupo de Ecología y Evolución de plantas.

“La dimensión del problema es mucho mayor que la pérdida de una línea de trabajo de la UVigo. Se están cerrando vías de avance porque trabajar con dinero público en España se ha vuelto imposible. Los grandes grupos consiguen gestores que son doctores en Biología o Ciencias del Mar pero que hipotecan su carrera científica mientras tanto. Yo llevaba 15 años alejado de mi profesión, dedicado a cuestiones burocráticas y a hacer trámites que están basados en la falta de credibilidad que tenemos sin que se haya demostrado. Quiero que me den ejemplos de científicos que se hayan hecho multimillonarios a costa de la Administración pública”, añade en la línea de muchas voces que critican este enorme lastre del sistema científico español.

“Pudimos mantener un grupo de 3-4 personas a través de proyectos de investigación europeos, pero la gestión se ha vuelto imposible. Una empresa de EE UU a la que yo tenía que dar de alta como proveedora de la UVigo llegó a decirme que buscase a alguien que quisiera perder el tiempo en España debido a las exigencias burocráticas. Seguramente podríamos seguir consiguiendo financiación, pero en estas condiciones me resultaba imposible seguir”, reconoce.

Navarro también echa un falta un mayor respaldo dentro de la propia universidad. “Mi impresión es que en este país no se valora la innovación. Muchas veces tengo la sensación de estar haciendo puenting. Es un salto al vacío porque no hay herramientas que te ayuden a mantener estas líneas de trabajo. Y no hemos sentido apoyo institucional dentro de la UVigo ni reconocimiento”, apunta.

Y, en este sentido, señala que la propia universidad debería contar con figuras para poder garantizar la permanencia de profesionales como Arós. En su caso, tras quince años de especialización y “brillante” trabajo en este ámbito.

El palmarés de Divulgare acumula destacados reconocimientos como el “Oscar de la ciencia” que arrebataron a National Geographic con un vídeo sobre el lagarto de Cíes y supera en premios y filmografía a muchos de los directores con los que compiten en certámenes por todo el mundo.

Material didáctico en Sudamérica o Marruecos

“Una de las cosas de las que estoy más orgulloso es que nuestros cortos no hablan de los problemas humanos, como la mayoría, sino que aportamos una perspectiva novedosa llevando la evolución de las plantas o el papel de las abejas en la producción de frutos carnosos. Y aún así estamos teniendo éxito”, destaca.

La calidad contrastada de los vídeos de Divulgare requiere de una gran inversión en esfuerzos y recursos –cada pieza necesita el trabajo de 3 o 4 personas durante 6 meses – y en otros países se usan como material didáctico gracias a que también están traducidos a numerosos idiomas. “Es un gustazo que en Chile, Argentina o Marruecos me digan que los utilizan en los colegios y universidades. La animación es estupenda para explicar ciertos conceptos, pero aquí no he visto esa difusión”, añade.

De cualquier forma, Navarro seguirá haciendo divulgación y no descarta recuperar la elaboración de cortometrajes en el futuro. “Nuestra labor de concienciación medioambiental y social es fundamental y tenemos un trabajo tremendo por delante sobre la percepción de la ciencia, el conocimiento y el pensamiento crítico. Y creo que mi aportación a la sociedad va a ser mayor divulgando, aunque sea parcialmente, que solo publicando artículos científicos”, señala el investigador, que actualmente trabaja en un proyecto de cuentos infantiles para combatir la ceguera botánica (Plant Blindness) y concienciar a los más pequeños de la importancia de las plantas para la vida del planeta.

Un vídeo y un cómic para alertar sobre la desaparición de polinizadores

El último vídeo del equipo Divulgare muestra un mundo distópico que sufre las consecuencias de la desaparición de los polinizadores. Sus protagonistas buscan fósiles en unas islas Cíes completamente desérticas donde la vida ya resulta imposible. Y, a partir de esta pieza, también elaboraron un cómic para insistir en esta advertencia.

Utilizando ambos trabajos, Navarro ha iniciado un proyecto para evaluar la visibilidad y la interpretación de distintos materiales por parte de alumnos de colegios e institutos y de usuarios adultos: “Queremos saber cuáles se adaptan mejor y en las charlas estamos viendo que los jóvenes prefieren vídeos cortos, pero al público de entre 30 y 45 años, por ejemplo, le encantan los cómics”.

Navarro, que también trabaja en un libro sobre comunicación científica,aboga por romper la tradicional barerra entre ámbitos de conocimiento. “Podemos y debemos ser de letras y de ciencias. Y, en el campo de la biología, para mí y para muchos botánicos actuales no es posible entender la evolución de las plantas o la diversidad vegetal sin entender las interacciones con el ambiente”, subraya.

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