Un SOS para el suelo pélvico

La viguesa Naza Tilve, deportista de alto rendimiento, logró recuperar su musculatura y apostó por ayudar a otras mujeres a conseguirlo

La entrenadora y readaptadora física Naza Tilve en su centro de entrenamiento situado en Vigo.

La entrenadora y readaptadora física Naza Tilve en su centro de entrenamiento situado en Vigo. / Alba Villar

Carolina Sertal

Carolina Sertal

Rondaba los 25 años y recuerda que se pasaba todo el día “botando”, desplazándose de puntillas mientras entrenaba, siempre con rebotes. Fueron precisamente aquellos incesantes saltos los que le provocaron una hipertonía del suelo pélvico, la musculatura que da soporte a los órganos pélvicos y abdominales, y esta disfunción acabó provocando que aquella joven taekwondista de alto nivel empezara a registrar pérdidas de orina a una edad temprana.

Sentada sobre un fitball, mientras una compañera imparte clase en su estudio, la viguesa Naza Tilve aborda de primera mano un tema que, a día de hoy, continúa siendo un tabú entre las mujeres, a la vez que un gran desconocido: las pérdidas de orina y los prolapsos derivados de distintas patologías que afectan al suelo pélvico. “Tuve la suerte de que cuando me sucedió a mí, contábamos con una fisioterapeuta especializada y nos empezó a hablar un poco sobre el trabajo de conciencia corporal, los ejercicios de Kegel y, especialmente, de los abdominales hipopresivos. Empezamos a entrenar un pequeño grupito en el que estábamos las deportistas de taekwondo, de trampolín y de gimnasia deportiva, porque nadie nos decía nada, yo tenía pérdidas de orina con 24 años y se normalizaba, pero para nada es normal, tiene que quedar claro. Tener una disfunción del suelo pélvico por hacer deporte o envejecer, no es normal, hay que valorarlo”, explica esta viguesa.

Naza Tilve impartiendo una clase en su centro, 21 mets.

Naza Tilve impartiendo una clase en su centro, 21 mets. / Alba Villar

A raíz de su propia experiencia, Naza Tilve se formó para ayudar a otras mujeres a lograr recuperar el tono de su musculatura o, al menos, para intentar mejorarlo y se especializó en prevención y readaptación de lesiones, así como en prescripción física en poblaciones especiales, como embarazadas, tercera edad o personas con patologías específicas. Y es que para esta entrenadora de la ciudad, la clave pasa por la prevención y la información. En este sentido, Tilve destaca que, “lo primero, es conciencia corporal, saber cómo está la musculatura, cómo contraerla y relajarla. En segundo lugar, la fuerza. Si no tienes un glúteo y una cadera fuertes y un transverso activo, cualquier actividad opresiva que realices va a afectar al suelo pélvico, y todos los días estamos haciéndolas, porque ya estando ocho horas sentada en una oficina, en retroversión y empujando hacia el suelo pélvico, es una actividad opresiva. Trabajar con conciencia corporal es prevención, porque el problema no son las actividades, si no ejecutarlas sin conciencia. Yo lo hacía con 24 años, ahora tengo 41 y nunca más volví a tener pérdidas de orina”.

Es una aberración que se ofrezca una compresa como solución. Lo que hace falta es trabajar el suelo pélvico y un abordaje multidisciplinar con profesionales especializados

Tras trabajar durante varios años en una clínica de fisioterapia especialista en suelo pélvico, Tilve decidió emprender su propio camino y, en la actualidad, acuden a ella mujeres que le comentan lo incapacitante que es “tener que ir cada hora y media al baño, no poder estar en público porque les da miedo tener pérdidas o no poder ir a dar un paseo tranquilamente con sus hijos o su perro. Y nadie habla de ello”. Asimismo, esta profesional se muestra muy crítica con los anuncios que, a modo de “solución” a estas problemáticas, ofrecen una compresa: “Es una aberración. Lo que hace falta es trabajar el suelo pélvico y un abordaje multidisciplinar con profesionales especializados”.

El embarazo es el principal factor de riesgo para el debilitamiento del suelo pélvico en las mujeres y los prolapsos vaginales otra de las grandes problemáticas. Naza Tilve indica que “los prolapsos dan mucha vergüenza y los de grado uno, con un fisio y pautas de ejercicio, se pueden recuperar. En casos más avanzados, aunque no se puedan salvar de una cirugía, sí es posible mejorar la calidad de vida y la recuperación”.

Suscríbete para seguir leyendo