El 25% de vigueses con movilidad reducida tienen que mudarse por falta de accesibilidad en sus edificios

La oposición de los vecinos y el coste económico de las obras, los principales motivos para no adaptar los inmuebles | Solo hay 54 pisos en alquiler en el mercado que están preparados para minusválidos

Una viguesa lleva a su madre, en silla de ruedas, por Samil.

Una viguesa lleva a su madre, en silla de ruedas, por Samil. / Alba Villar

El parque inmobiliario de Galicia, y el de Vigo, no está preparado para las personas que tienen algún problema de movilidad. Un simple vistazo a los pisos disponibles en alquiler hace saltar todas las alarmas. Y es que solo 54 de los 494 que están ahora mismo en el mercado están adaptados, es decir, preparados para alojar a gente que está en silla de ruedas. Los problemas de accesibilidad tanto en edificios públicos como de viviendas son una auténtica losa. Así lo indica el informe elaborado por la Fundación Mutua de Propietarios, que revela un estudio a nivel gallego, extrapolable a la ciudad olívica, que destapa que el uno de cada cuatro vigueses con movilidad reducida han tenido que cambiar de domicilio por la falta de accesibilidad del inmueble donde residían.

El informe advierte que aproximadamente el 87% de las viviendas actuales debe realizar actuaciones de eliminación de barreras arquitectónicas. En concreto, un 17% necesita instalar un ascensor; el 22% una rampa para salvar el escalón de acceso al portal; el 56% tiene porteros automáticos no accesibles desde una silla de ruedas; dos de cada tres cuentan con buzones para el correo demasiado elevados y el 48% de los portales necesita un abrepuertas monitorizado porque esta pesa demasiado.

Llevar a cabo todas estas acciones supondría un coste medio por hogar en Vigo de unos 1.225 euros, una cifra que se incrementa en aquellos edificios de menos plantas y menos vecinos, con 5.409 y 4.457 respectivamente, en los hogares de edificios más antiguos (3.156 euros), en los que tienen viviendas de menor tamaño (2.416) y en aquellos con menos ingresos (2.995).

El problema es que aunque la gran mayoría está de acuerdo en que los edificios necesitan mejoras, finalmente no se ejecutan. Y es que la falta de acuerdo entre vecinos y los motivos económicos son las principales razones expuestas para no acometer obras de mejora de la accesibilidad, especialmente cuando la inversión supone un montante superior a los 2.000 euros.

Muchas de las viviendas no accesibles son propiedad de personas con bajos recursos por lo que se evidencia la necesidad de que administración e instituciones contribuyan a hacer posible que se lleven a cabo actuaciones para la eliminación de barreas arquitectónicas”, explica Laura López Demarbre, vicepresidenta ejecutiva de la Fundación Mutua de Propietarios.

De hecho, siete de cada diez gallegos no han recibido ayudas para mejorar la accesibilidad, debido en parte al desconocimiento, la edad -los edificios en los que viven personas más jóvenes han recibido más ayudas-, la falta de solicitudes de adaptación del edificio -sólo el 24% de los gallegos con limitación de movilidad han solicitado alguna actuación-, o el número de plantas.

Según la Encuesta de Discapacidad, Autonomía personal y situaciones de Dependencia (EDAD) del Instituto Nacional de Estadística (INE), un 57% de las personas con movilidad reducida tiene dificultades para andar o moverse dentro de su propia vivienda. Tanto es así que una de cada cuatro ha tenido que realizar obras para adaptar su hogar, siendo los principales lugares los aseos (74%), dormitorios (42%), cocina (32%) y puerta de entrada (32%), según recoge el informe de la Fundación Mutua de Propietarios.

Sin embargo, las limitaciones a la movilidad se acentúan a la hora de desenvolverse fuera de la vivienda. El 80% de los vigueses con movilidad reducida tiene importantes dificultades para andar o moverse. Para solucionar esta problemática, el informe desvela que el 73% de las personas requiere de la ayuda de familiares y amigos.

No obstante, esta situación provoca que un 44% pasen muchos días sin salir de casa, y un 3% no salga nunca. En este sentido, el 33% considera que si su edificio estuviera más adaptado saldría más de casa, un porcentaje que se duplica en el caso de aquellos edificios que no tienen ascensor.

“En ocasiones, el hogar se convierte en una cárcel para las personas con movilidad reducida dada la dificultad para poder entrar o salir, encontrándonos con personas que se encuentran prisioneras en su propia casa por la falta de accesibilidad en su propio edificio”, afirma Laura López Demarbre.

Estado de ánimo

Ante la dificultad para salir de casa, la tecnología supone una gran ayuda para quienes tienen movilidad reducida. Una de cada dos personas afirma que ésta ha facilitado sus gestiones y un 19% la emplea para realizar compras por internet. No obstante, existe una brecha digital que afecta a los mayores de 60 años y a quienes viven en las zonas más rurales de Vigo, que cuentan con problemas de cobertura.

Pese a todo, existe una clara relación entre la falta de autonomía y el estado de ánimo. En concreto, el informe afirma que el 60% de las personas con movilidad reducida se sienten mal con ellas mismas, una percepción más acentuada entre los que son mayores de setenta años, que además son las que en mayor medida afirman quedarse muchos días sin salir de casa.

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