Una red para sostenerse como cuidadoras

Madres y hermanas de niños y jóvenes adultos con parálisis cerebral abordan de forma colectiva la “carga” de las atenciones diarias

En la jornada de ayer tuvo lugar la última de las sesiones celebradas en el centro social A Morada.

En la jornada de ayer tuvo lugar la última de las sesiones celebradas en el centro social A Morada. / MARTA G. BREA

Carolina Sertal

Carolina Sertal

“No día a día, aínda que o fales cunha nai, cun irmán ou con persoas que están moi próximas a ti, non chegan a percibir a nosa realidade. Neste espazo non houbo que dar explicacións, porque xa todas entendemos do que falamos. Estamos rotas por dentro...”, comenta Chus. “É certo, pero podemos poñernos unhas tiritas”, responden las demás. Con las paredes decoradas con sus sentimientos y pensamientos y sentadas en un círculo que las arropa, unas diez mujeres están a punto de finalizar ocho sesiones que han marcado un antes y un después en su rutina. Por eso hacen balance y comparten abiertamente qué ha supuesto para ellas frenar, mirar hacia dentro, darse toda la prioridad que les permiten sus circunstancias y situar sus propios cuidados en el centro, aunque tan solo fuera por un par de horitas a la semana.

“A miña nena ocupa todo o meu pensamento, por suposto, pero eu tamén intento manter o meu espazo, con amigas que non comparten a mesma realidade ca min porque eu penso que teño que saír do círculo para poder estar coa miña filla doutro xeito. Eu non só son nai de Antía, unha persoa ten moitas facetas, pero o que si que é certo é que case non hai espazos coma este no que poder falar de nós, dos nosos sentimentos ou dos nosos problemas”. Con estas palabras se expresaba Ana ayer en la jornada de clausura del Proxecto Grupo de mulleres coidadoras de Apamp (Asociación de familias de personas con parálisis cerebral), que durante varias semanas se desarrolló en el centro social vigués de A Morada.

Mujeres participantes en el 
proyecto que contó con la 
colaboración de la Concellaría
de Igualdade.   | // MARTA G. BREA

Mujeres participantes en el proyecto que contó con la colaboración de la Concellaría de Igualdade. | // MARTA G. BREA / Carolina Sertal

Durante ocho sesiones, y gracias a una subvención concedida por la Concellaría de Igualdade, Conchi, Chus, Ana, Teresa, Pilar, Leticia, Paula, Raquel, Teresa y Luisa, madres y hermanas de niños y jóvenes adultos con parálisis cerebral han abordado de forma colectiva esa “carga” de las atenciones diarias que deben asumir, en muchos casos, en silencio y en soledad.

Guiadas por María José Gayoso, Ana Martínez y Fedra Alcaraz, las mujeres participantes han tenido la oportunidad de generar nuevos vínculos y fortalecer una red de apoyo entre cuidadoras principales de Apamp. A través de dinámicas como meditación, para liberar la mente de tensiones y responsabilidades, o como el “Círculo de rosmonas”, para compartir la rabia, el cansancio o la frustración sin sentirse culpables, las mujeres construyeron su “habitación propia” en donde también tuvieron cabida acciones de expresión artística y creativas, como el diseño de un cuaderno en el que recogieron su recorrido vital.

Case non hai espazos coma este no que poder falar de nós, dos nosos sentimentos ou dos nosos problemas

Conchi comentaba ayer a sus compañeras que, “para min, este espazo foi un lugar no que falar das cousas que habitualmente non contas porque á xente ou non lle interesa ou non o van entender. Aquí non fai falta dar explicacións, cando tiven aquel día nefasto e aquí puiden expresarme libremente, a partir de aí, sentime máis relaxada, vin que a moitas lles pasa o mesmo e polo menos podemos dicilo en voz alta. Neste grupo da Morada atopei iso”. A su lado, Pilar, indicaba que “as persoas que temos fillos e fillas con necesidades especiais temos necesidade de compartir moito, se cadra porque non temos ese espazo, pero temos a necesidade de expresar moitas cousas”. Por su parte, Leticia definía el grupo como “un espacio seguro para contar cosas que no son fáciles de expresar”.

Está a punto de terminar el encuentro en el que se puede respirar ese vínculo tan especial que se ha formado y cuando se les pregunta qué es lo que la sociedad puede poner de su parte para sostenerlas, concluyen: “Educar a la población para que nos integren”, “que las personas con parálisis cerebral dejen de ser invisibles”, estar “con todos como todos” o “educar a todo o mundo nos coidados”.

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