Solo tres de cada diez mujeres que intentan quedarse embarazadas de forma natural tras un cáncer de mama lo consiguen

El tratamiento afecta a la función ovárica femenina | Profesionales de Vigo recomiendan la vitrificación de los óvulos antes del inicio de la quimioterapia o la radioterapia

Un técnico maneja una muestra en un laboratorio de una clínica de fertilidad de Vigo. |   // MARTA G. BREA

Un técnico maneja una muestra en un laboratorio de una clínica de fertilidad de Vigo. | // MARTA G. BREA / Carlos Ponce

El cáncer de mama es el más común entre las mujeres españolas y tiene una gran incidencia en la fertilidad de la mujer. Aunque afortunadamente el índice de supervivencia es cada vez mayor, lo cierto es que los tratamientos contra estos tumores, tanto la radioterapia como la quimioterapia, afectan de forma muy agresiva a la función ovárica femenina, provocando daños en los ovocitos, en la mayoría de casos de manera irreversible. Este daño, según apuntan desde la unidad de reproducción asistida de la clínica Pintado, es el que provoca la pérdida de fertilidad “y se ha de tener en cuenta que, cuanto mayor sea una mujer, más dificultad tendrá para quedarse embarazada tras el cáncer”. Según calculan desde esta clínica, tener un hijo por medios naturales tras sufrir un cáncer de mama es realmente infrecuente ya que no supera el 30% de los casos. Se aconseja esperar alrededor de unos dos años después de que el tumor desaparezca por completo para intentar quedar embarazada.

Afortunadamente, existen varias opciones para preservar la fertilidad de la mujer antes de tratar el tumor y la más extendida actualmente, y que además está cubierta por la seguridad social, es la vitrificación de los óvulos. El proceso comienza con la estimulación del ovario con hormonas, la aspiración de los ovocitos, y en lugar de inseminarlos y fecundarlos, se realiza la vitrificación, quedando almacenados después en nitrógeno líquido. Las indicaciones son múltiples y muy variadas, con el denominador común de posponer la inseminación de los ovocitos y/o el embarazo. Los ovocitos se podrán mantener crioconservados durante el periodo que la paciente desee o necesite, no existiendo una limitación en el tiempo.

Diversos estudios apuntan que las tasas de embarazo obtenidas tras la desvitrificación de los óvulos son similares a las que las pacientes podrían haber conseguido en el rango de edad en el que decidieron congelarlos. En el momento que se desee, los óvulos se descongelan y la mujer se somete a un proceso de fecundación in vitro.

La vitrificación de óvulos no solo se utiliza en las mujeres con cáncer, sino también en aquellas que por motivos deciden congelar sus gametos para posponer la maternidad por temas económicos, porque todavía no han encontrado la pareja ideal o porque no tienen la estabilidad laboral necesaria, ya que esta técnica les permite vitrificar sus propios óvulos para utilizarlos en un futuro y ser madres más tarde, es decir, “paran” su reloj biológico hasta que se sientan preparadas para tener un hijo.

En muchas ocasiones, no obstante, una mujer debe comenzar su tratamiento contra el cáncer inmediatamente, sin tiempo, y eso no le permite someterse a este tipo de tratamientos. En estos casos lo más adecuado es someterse, tal y como apuntan desde la unidad de reproducción asistida de la clínica pintada, a la congelación del tejido ovárico. “A través de un procedimiento quirúrgico denominado laparotomía o laparoscopia, se extrae una parte o la totalidad del tejido ovárico, que es diseccionado, y la parte en la cual se hallan los folículos es cortada en finas láminas para su congelación. Una vez superado el tratamiento, el tejido ovárico es descongelado y se reimplanta en el organismo”, apuntan.

Las mayores de 40 años, las que más recurren a la fecundación ‘in vitro’

Respecto a las técnicas tradicionales de reproducción asistida, en las clínicas privadas viguesas, tal y como ha informado recientemente FARO, han advertido que cada vez son más las mujeres mayores de 40 años que recurren a la fecundación in vitro, pero precisamente a los 41 años alguien que quiere ser madre produce menos de un 20% de embriones cromosómicamente sanos y ese porcentaje se reduce al 13% en mujeres mayores de 42. Todos estos datos, apuntan los especialistas vigueses, indican que la edad de la mujer es una variable “importantísima” a la hora de conseguir un embarazo evolutivo. La fecundación in vitro continúa siendo una de las más utilizadas, un proceso cuyo coste puede oscilar entre los 3.000 y los 5.000 euros, en función de múltiples variables, como la edad de la mujer, su estado de salud y, obviamente, la clínica en la que se realice el tratamiento. En 2021, un 18% de las madres que dieron a luz en el Álvaro Cunqueiro habían cumplido los 40 años (un total de 569), cuando en 2010 esta cifra era apenas del 8% del total. Es decir, la percepción general de que cada vez las mujeres eran madre a edades más tardías se refleja también en los datos. El motivo principal es social: las futuras madres prefieren retrasar el momento de tener hijos hasta conseguir la necesaria estabilidad económica o laboral, porque prefieren disfrutar de más años de su plenitud vital sin cargas familiares o porque simplemente no han encontrado todavía a la pareja adecuada con la que compartir su vida.

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