Esta vez no ha sido un crucero el que ha tenido que buscar refugio en Vigo por el mal estado de la mar. Esta vez ha sido un mega-yate, de los pocos que pueden presumir de estar entre los más grandes del mundo el que ha fondeado al abrigo de las Cíes sus 134 metros de eslora y 19 de manga en los que se reparten 12.692 m² de privacidad a lo largo y ancho de sus siete cubiertas en un casco de más de 8.000 toneladas de registro bruto. Se trata del Serene, una embarcación más propia de los cuentos de Las mil y una Noches que del mundo real, cuyo propietario es el controvertido príncipe heredero y primer ministro de Arabia Saudí Mohammed Bin Salman, al que la prensa internacional vincula con el asesinato del periodista Jamal Kashoggi.

Construido en 2011 en astilleros italianos para el magnate ruso del vodka Yuri Schefler en el que invirtió cerca de 300 millones de euros según medios especializados, Bin Salman se encaprichó del yate en 2014 durante unas vacaciones en la Costa Azul francesa y según información publicada por el New York Times, le ofreció a Schefler unos mareantes 500 millones de euros, oferta que el magnate ruso aceptó sin rechistar.

El Serene fondeó en aguas viguesas en la madrugada de este domingo bajo la consignación de Incargo Galicia, haciendo un alto en su singladura entre el Golfo Pérsico vía Gibraltar y el Norte de Europa con 63 personas a bordo, sin que haya trascendido que entre ellas se encuentre su armador. Los opulentos interiores de la embarcación dan cabida a un spa totalmente equipado, gimnasio, tres piscinas, sala de cine, dos helipuertos, bar, biblioteca con chimenea y sala de observación bajo el agua entre otras lindezas de los que pueden disfrutar un máximo de 24 invitados que cuentan a su servicio con una tripulación de 52 personas. En medio de tanto lujo, la joya de la corona es uno de los cuadros más caros del mundo, el Salvator Mundi de Leonardo Da Vinci, adquirido por el príncipe saudí en una subasta en la sala Christie’s de Nueva York por la nada desdeñable cifra de 400 millones de euros, casi cien más de lo que costó el barco en origen, algo que lo hacen único y con lo que sus rivales, por mucha ostentación que derrochen, no pueden competir.