Povisa participa en un ensayo de una vacuna antigripal con ARN mensajero de Moderna

El hospital vigués es uno de los seis escogidos para comparar este fármaco en investigación con la tetravalente convencional

Javier de la Fuente.

Javier de la Fuente. / MARTA G. BREA

Con el COVID-19 debutaron unas vacunas que inyectan ARN mensajero, que enseña a las células del cuerpo a producir una proteína que desencadena la respuesta inmunitaria. Entre sus ventajas está que los laboratorios pueden adaptarlas más rápido a las nuevas cepas que las vacunas convencionales, donde se usa un virus atenuado. Por ello, las farmacéuticas están probándolas ahora con el virus de la influenza, la gripe. El de Ribera Povisa es uno de los 230 hospitales de todo el hemisferio norte -seis en España- que participan en la fase 3 del ensayo -la última antes de la solicitud de su aprobación- de la que ha desarrollado Moderna. En concreto, se trata de un estudio que ha sido aprobado por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) y, en estos momentos, se está llevando a cabo las primeras vacunaciones de las personas participantes.

El jefe de Medicina Interna del Hospital Ribera Povisa, el doctor Javier de la Fuente Aguado, explica que la vacuna, que incluye cuatro cepas de gripe A y B, ya ha pasado por la fase de adecuación de dosis y de comprobación de su seguridad, por lo que se ha probado que no tiene efectos secundarios graves. El facultativo especialista cuenta que la etapa que comienza ahora tiene como objetivo probarla en una población muchísimo mayor -23.000 personas del hemisferio norte- para comparar su eficacia con la vacuna tetravalente que se usa en la actualidad. Asimismo, destaca que en la anterior fase del ensayo clínico (la fase II) se ha podido observar que la producción de anticuerpos frente a la gripe A es mayor.

Para su desarrollo, durante el proceso reclutan a mayores de 50 años, independientemente del área sanitaria a la que pertenezcan. No pueden ser alérgicos a los componentes de las vacunas -el más destacado es el huevo-, estar a tratamiento con fármacos que alteren la inmunidad o haber pasado la gripe en los seis meses anteriores. Si han recibido la vacuna frente al COVID-19, deberán pasar 28 días para administrar la de la gripe, para evitar que se confundan los posibles efectos adversos. En la actualidad, ya cuentan con algo más de 90 voluntarios y el doctor de la Fuente confía en que alcanzaran más de un centenar.

El inicio del ensayo se puso en marcha el pasado 3 de noviembre. Al tratarse de un estudio doble ciego, ni el voluntario ni los médicos sabrán si se está administrando la vacuna de Moderna o la convencional.

En la primera semana, se controlarán las reacciones locales y sistémicas que puedan aparecer tras su inoculación, mediante el uso de una app o por teléfono, con una comunicación y vigilancia estrecha sobre los posibles efectos y reaccione adversas locales y sistémicos.

Habrá un seguimiento de un año para evaluar la eficacia de la vacuna en la prevención de la gripe. Los voluntarios deberán comunicar con los investigadores cada vez que tengan síntomas respiratorios y se les efectuarán las pruebas para determinar si el proceso corresponde a una infección gripal o no.

“Es un acto de generosidad y compromiso con la sociedad”, anima el doctor Javier de la Fuente y añade: “Están contribuyendo al avance de la ciencia”.

Todas las personas de 50 o más años interesadas en participar pueden enviar un correo con sus datos a la siguiente dirección: secretaria.comision.docencia@povisa.es.

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