Desde el año 2019, la Universidad de Vigo opta por cerrar todos sus centros, dependencias e instalaciones, a excepción de aquellos servicios esenciales, durante el mes de agosto con el objetivo de avanzar en el compromiso de la institución académica y de su personal con el cambio climático. Gracias a dicha medida, el cierre estival de la UVigo en este 2022 ha supuesto evitar la emisión de un total de 53 toneladas de CO2 a la atmósfera.

En términos generales, el cierre del 4 al 21 de agosto de los edificios dependientes de la Universidad implicó un ahorro energético del 37% de la energía eléctrica consumida por la UVigo durante todo el pasado mes de mayo o el 30% de la energía consumida durante todo el mes de febrero.

En este período de cierre estival, el vicerrector de Planificación e Sostibilidade, José Luís Míguez, señaló que se apagaron los sistemas de climatización y la iluminación se restringió al mínimo necesario por seguridad. En este sentido, los edificios administrativos fueron los que mayores cifras de ahorro alcanzaron llegando alguno de ellos hasta un 74% de reducción de consumo energético. Por otra parte, las escuelas y las facultades registraron un descenso general del consumo superior al 50%.