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Fernando Franco

Mira Vigo

(A)patrullando la ciudad, a pie firme

Me encanta pasear Vigo, a paso deportivo para contener la expansión natural de las carnes, a esas horas de la mañana en que la gente toma el primer café antes del trabajo. A eso de las ocho o poco más siempre encuentro al pintor Secundino Diz en la misma terraza de Rosalía de Castro y leyendo con su único ojo el mismo periódico, que es Faro de Vigo. Subí después hacia García Barbón y recorrí esa calle Isabel II con más historia de la que su estrechez sugiere, por ver si era cierto que la baldeaban menos de la cuenta los servicios municipales y si habían puesto los pivotes demandados por algunos vecinos para que los conductores desistieran de estacionar allí sus coches. Llegué a Colón, paseé un Príncipe aún vacío, me paré en la gran obra de la Puerta del Sol... Crece la ciudad y lo hace para bien.

De sardinas celestiales 

Al mediodía, escrita mi columna cotidiana, me fui con Emily Boullosa y Pepe Otero, tan buen jugador del Chapela de balonmano cuando estaba en Primera como bueno fue en los departamentos de Comercial y Exterior de Pescanova, al bar Marisco (Avda. Galicia 185), poblado ya de parroquianos. Allí nos recibieron con la cordialidad acostumbrada y nos pusieron sobre la mesa unas sardinas celestiales, acompañadas de un tinto de la casa. Vuelto al centro para una comida sobria, apurada una siesta redentora, leídas unas páginas de Viaje a Tierra Santa (de Eslava Galán y Antonio Piñero), llegaron las 8 de la tarde. Era jueves.

A gusto con Pedro Dobao, escultor

A las 8 de ese jueves me fui con Fernando Ramos al café Vitruvia a presentar la exposición de escultura de Pedro Dobao. Nos lió Marián García pero no dudamos un segundo siendo Dobao tan artista y amigo. Allí saludamos entre otros a la briosa exsenadora Elena Muñoz, al cordial abogado Ricardo Martínez Barros... y conocí a la rusa Marina Bakhina, coordinadora de rusos en España. ¡Qué buena la interpretación al piano con Chopin de Roberto Diz, con solo 15 años, con que se cerró el acto! Cena después en el japonés Sibuya. Muy bueno.

De cocina y canto coral

El viernes, comida en La Comidilla con salmantinos: Patricia y los Castilla Family,: Lupe, Fermín y Ángel. Por la tarde-noche, puesta de sol y cena en el Timón 2.0 de David del Río. Ya contaré. El sábado, comida en el Macillos de Cangas y cena en el cocedero bar La Piedra. El domingo, cita a las 6 de la tarde en la iglesia Colegiata. Claro, cantan allí los vigueses Gli Apassionati de Nuria Lorenzo con el Coro de Cámara Ainur, que es para ella el mejor de España. Los de Ainur participarán hoy en el I Certame de Música Coral Ars Canendi de Nigrán y, de paso, actuarán en nuestra Basílica de Santa María.

Ex carmelitas calzadas. Entraron en las Carmelitas de Vigo en 1982, con cuatro añitos, y la pandemia les robó la celebración del 25 aniversario de su marcha del colegio. Este año, sí. A ese escenario colegial volvieron el otro día reencontrándose con profes que les dieron clase, entre ellas Cándida, la monja que dirige el coro desde 1970. No sabemos dónde cenaron, sí que algunas casi vuelven a casa con el alba, pero podéis preguntárselo a Iria Lagarón, Elena Lago o Iria Treig, organizadoras.

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