La luz entra a raudales en la Ciudad de la Justicia de Vigo. Los espacios son amplios y sorprende la altura de muchos de ellos. Nada es casual. Alfonso Penela, autor de la espectacular reforma, quiso que la “dimensión” y la “luminosidad” fuesen protagonistas. Que simbolizasen la “dignidad” que debe emanar de un edificio judicial. Una semana después de que el complejo fuese inaugurado por el rey Felipe VI, el arquitecto, acompañado de la delegada de la Xunta Marta Fernández-Tapias, realizó un recorrido con los medios de comunicación por la infraestructura. Y avanzó que ya hay una fecha en el “horizonte” para iniciar el traslado desde los actuales edificios judiciales de la calle Lalín: previsiblemente la mudanza arrancará en septiembre.
Con el grueso de las obras terminadas, hay pendientes “flecos”, bastantes al ser un edificio de 44.000 metros cuadrados, que se irán rematando las próximas semanas. La clave ahora está en la concesión de la licencia de primera ocupación por parte del Concello: se están realizando las pruebas de instalaciones –electricidad, climatización, fontanería, etc.– y, tras entregar esta documentación, será el turno de la visita de los técnicos municipales. En cuanto dispongan de la licencia, proceso que el arquitecto y la delegada creen que debería ser “ágil”, “de inmediato” empezaría la mudanza, que durará siete meses, por lo que no finalizará hasta ya bien entrado el 2023.
Un gran hall de entrada, una sala de vistas para macrojuicios y jurados populares que es la “más grande” de Galicia –permite albergar a 150 personas en sus 300 metros cuadrados– o una biblioteca donde estaba la antigua capilla del Hospital Xeral –que arquitectónicamente conserva su estructura– son algunas singularidades de este edificio de 21 plantas –con los sótanos– que apuesta por la eficiencia energética. En las salas de vistas el aire se renueva a través de los filtros del aire acondicionado, hay bombas de calor para la climatización y los vidrios tienen control solar.
No hay una única sala de instalaciones para el complejo: cada tres plantas se reparte una para “optimizar” costes en una gran infraestructura como esta. La torre y el anexo tienen 16 ascensores con circuitos separados para el público y el personal judicial. También los hay específicos para el traslado de detenidos. En todas las plantas se habilitaron salas de reuniones y de consulta de expedientes. Y los acuerdos de las conformidades ya no se negociarán en los pasillos a la vista de todos: habrá mesas con separadores para las conversaciones entre abogados y clientes.
