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El Vigo de la postguerra retratado por un avión militar

Las imágenes inéditas tomadas por un B-17 estadounidense en 1945 muestran los grandes cambios que ha experimentado la ciudad en las últimas décadas – Comprueba el antes y después de la urbe

Enfundado en un traje castaño de una sola pieza, con las gafas de aviador ceñidas a la cabeza y su bigote de los arrabales parisinos bien atusado, entre vítores y aplausos y paveándose delante de su avión Morane-Borel, un monoplano de 50 caballos con el que apenas cuatro meses antes había conquistado la gloria al ganar una carrera área de tres etapas entre París y Madrid. Así –relatan las crónicas de la época– avanzaba el piloto francés Jules Vedrines la tarde del 22 de septiembre de 1911 por el improvisado aeródromo que las autoridades locales habían preparado en Balaídos para el primer festival aéreo que se celebraba en Vigo. Faltaban casi dos décadas para que el puerto se preparase para la hidroaviación y cuatro para que el aeropuerto de Peinador –entonces todavía en obras– se abriera al tráfico civil. El primer vuelo de Vedrines sobre tierras olívicas duró solo cinco minutos y apenas pudo alejarse del aeródromo, pero generó tanta expectación que –recuerdan los cronistas– dejó literalmente mudo al público que se agolpaba en Balaídos.

El de Vedrines es uno de los vuelos más conocidos de la historia viguesa, pero quizás no sea el más relevante de la primera mitad del siglo XX ni tampoco el más fotografiado, por más que la pericia del “hombre pájaro” de Saint-Denis hiciese las delicias de los reporteros de la época. Tres décadas y media después de las cabriolas del galo sobre tierras gallegas los vigueses presenciaron otras maniobras menos vistosas, pero bastante más importantes. En vez de un ágil monoplaza, las protagonizaban pesados bombarderos americanos que poco antes habían participado en la Segunda Guerra Mundial. A sus mandos tampoco iban aventureros románticos criados en París, sino curtidos pilotos de la United States Army Air Forces, la USAAF. Sus operaciones a mediados de las décadas de 1940 y 1950 son memorables porque sirvieron para mapear en detalle buena parte de Europa, España y Vigo incluidas. Hoy nos permiten asomarnos a vista de pájaro a cómo era la comarca hace 70 años. Igual que un primitivo Google Maps.

  • Bouzas, sin rellenos ni desarrollo urbano

    Poco tiene que ver el litoral de Bouzas de mediados de la década de 1940 con el de hoy en día. A mediados del siglo XX los aviones del Army Map Service de EE UU captaron con sus cámaras una costa libre de los rellenos de los que hoy se sirven dos de las industrias más importantes de la economía local: el naval y la automoción. Además del terreno que se ha ganado al mar destaca el gran desarrollo urbanístico de la antigua villa que lindaba con Vigo.

La Segunda Guerra Mundial y en especial el “Día D” enseñaron muchas cosas a ambos bandos. Una de esas lecciones fue el valor de la buena cartografía. El desembarco de Normandía demostró a los Aliados la importancia de disponer de mapas actualizados y detallados. Ante esa evidencia en octubre de 1944 americanos y británicos se propusieron mapear en detalle y desde el aire gran parte del continente. La idea era buena, pero exigía tal despliegue aéreo que tuvo que posponerse varios meses, hasta que la caída de Alemania liberó un número suficiente de bombarderos. La operación –calificada como Top Secret y bautizada “Project Casey Jones”– la promovieron la USAAF, la Intelligence Section of the European Theater of Operations (ETO), el Army Corps of Engineers y la Royal Air Force (RAF) británica. El objetivo: definir un área de 5 millones de Km2 que abarcan Europa Occidental y el norte de África. Los ingleses se encargaron de sobrevolar sus islas, la península escandinava y Portugal y los estadounidenses el resto del vasto territorio.

En España los vuelos fotogramétricos del Army Map Service arrancaron en febrero de 1945 y utilizaban líneas de transporte militar autorizadas entre los aeródromos de Gibraltar e Istres, en Francia. La labor de los norteamericanos en un país como el gobernado por Franco –germanófilo y en plena posguerra– no fue sencilla ni tranquila. Los pilotos de la USAAF no perdían oportunidad de desviarse de sus rutas para sacar fotos fuera de las zonas marcadas y a menudo se veían controlados por cazas españoles. Prueba del ambiente de tensión es que el Régimen y EEUU tuvieron que perfilar un acuerdo en septiembre de 1945 que permitió que el mapeo pudiese continuar de la mano del Grupo de Bombarderos n° 306. Entre 1945 y 1946 la USAAF se hizo con rollos y rollos de película que hoy se pueden consultar vía online en la Fototeca Digital del Instituto Geográfico Nacional bajo el nombre “Serie A”. El archivo incluye también imágenes de la “Serie B”, tomadas por la Army Map Service años después, entre 1956 y 1957, para actualizar el material en el contexto de la Guerra Fría entre EEUU y la Unión Soviética.

  • Peinador, de un borrón de tierra al 23° aeropuerto con más tráfico de España

    El aeropuerto de Peinador recibió su primer avión comercial el 25 de abril de 1954, cinco días después de que –con las obras aún sin finalizar– se abriese al tráfico aéreo civil: un avión DC-3 de Iberia procedente de Madrid que transportaba a 22 pasajeros e iba pilotado por tres vigueses. Cuando años antes, entre 1945 y 1946, los técnicos del Army Map Service sobrevolaron Peinador solo captaron una pista medio trazada y aún en obras.

  • Cuando Toralla y O Vao aún no estaban unidas por el puente

    Quienes hoy quieren llegar a Toralla a pie o en coche pueden hacerlo a través del puente que conecta la isla con O Vao. A mediados de la década de 1940 el arenal y la ínsula no disponían aún de ese vínculo. Las aeronaves estadounidenses encargadas de fotografiar la ciudad a vista de pájaro captaron además la vigorosa lengua de arena de O Vao que años después se perdería al constreñirse las dunas y que hoy el Concello se afana en recuperar.

  • Un puerto en crecimiento que ya perfilaba su silueta actual

    Bouzas no es el único punto del litoral de la Ría de Vigo que ha experimentado un cambio sustancial a lo largo de los últimos tres cuartos de siglo. Las fotografías tomadas entre 1945 y 1946 por los técnicos estadounidenses reflejan la transformación del puerto de Vigo, que –aunque ya entonces perfilaba su silueta actual– ha cambiado de forma evidente a lo largo de las últimas siete décadas. Destacan los nuevos espigones, rellenos y el desarrollo industrial.

  • Siete décadas que han transformado Gran Vía y su entorno

    Gran Vía es la avenida más reconocida, emblemática y céntrica del casco urbano vigués. Hoy el vial se somete a una profunda transformación entre Praza de España y el cruce con Urzáiz para incorporar rampas mecánicas y un nuevo bulevar. Aunque el cambio va a ser sustancial no será el primero que afronte la avenida y su entorno, que a mediados de la década de 1940 mostraban una fisonomía distinta, con menos viales transversales y viviendas.

  • Balaídos y su entorno en la época “pre Citroën”

    Un yermo, un conjunto de parcelas sin viviendas y en las que apenas se aprecia cultivo alguno. Cuando en la década de 1940 los aviones de la USAAF sobrevolaron Balaídos se toparon con que el entorno del campo de fútbol era poco más que eso, un terreno con un puñado de casas y prácticamente vacío en la franja de tierra comprendida entre el estadio y el cementerio de Pereiró. Hoy alberga la factoría de PSA, ligada a la ciudad desde la década de 1950.

Publicado originalmente el 06/10/2019.

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