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Gran Vigo

Sin límites y con reservas en las cenas

Restaurantes especializados en cenas más numerosas celebran el fin de las restricciones pero señalan un cambio en los hábitos | Registran más cenas de clase que de empresas

Un camarero atiende una mesa, ayer, en un restaurante de Vigo. | // FOTOS: J. LORES

El comienzo de la Semana Santa ha llegado, al margen de la tregua de las lluvias, con una de las mejores noticias para la hostelería local.

El fin de la limitación de comensales por mesa ha cogido por sorpresa al grueso de la población al no saber en cuántas personas estaba situado o si seguía vigente, pero supone la eliminación del último “obstáculo” relacionado con la pandemia para uno de los sectores más golpeados durante los dos últimos años y que ahora ve con temor la subida generalizada de precios.

Es por ello que las reservas, en el sentido más amplio de su significado, son la tónica dominante. La Semana Santa trae consigo reencuentros, fiestas y reuniones que disparan la ocupación en las fechas clave.

Pero al mismo tiempo, todos el sector ha detectado un cambio en los hábitos de consumo, bien por miedo o por adaptación a una situación que se ha prolongado durante muchos meses.

Varios comensales, de cena, ayer por la noche.

Bien lo saben los hermanos Rodal, responsables del Melitón y el Othilio en Luis Taboada. Hace dos años tuvieron que improvisar una entrega a domicilio de toda la mercancía que tenían ya almacenada ante el inicio del confinamiento y ahora ven como ante la brutal subida de la cesta de la compra y la luz, estos gastos “son lo primero de lo que se quita”.

Su jefe de sala, Pablo, apunta a que los más mayores siguen viendo con recelo acudir a interiores pese a la vacunación. Este nuevo cambio en las costumbres, solamente recuperada en fechas como el Día del Padre, se nota también en el tamaño de las meses para las cenas grupales: “Antes querían estar los 22 juntos y ahora piden estar separados de seis en seis”. Aún así ya se nota el regreso de cumpleaños, reuniones de trabajo y congresos a sus dos locales.

LOS HERMANOS CARLOS Y PABLO RODAL, JEFE DE COCINA Y JEFE DE SALA, RESPECTIVAMENTE Y DUEÑOS DE LOS ESTABLECIMIENTOS THE OTHILIO BAR Y DE LA BOCATERIA MELITÓN, EN VIGO. MARTA G. BREA

También el teletrabajo o la crisis en sectores claves de la ciudad ha condicionado al Peregrinus, que en pleno centro se nutre de menús, cafés y grupos de hasta 25 personas. Álex Serra señala que “desde el COVID hay más costumbre de hacer una reserva y se agradece para gestionar la cocina” y que las comidas son lo que mejor está funcionando.

Duro golpe a Manuel Núñez

Durante décadas, la calle Manuel Núñez fue el epicentro de este tipo de celebraciones. Además de presumir de ser una de las más empinadas de Vigo contaba con restaurantes históricos como el desaparecido Mesón Centro. Con diecisiete años a sus espaldas, el Mesón Acuario es uno de los clásicos por su precio.

“Viene sobre todo gente joven, muchas cenas de clases que luego aprovechan para salir pero empiezan la noche con nosotros”, apuntan sus dueños, Manuel Oge y Cándida Lorenzo.

Manuel Oge y Cándida Lorenzo, propietarios del Mesón O Acuario Víctor P. Currás

Los menús de empanada, tortilla, jamón asado o churrasco con cerveza y vino por unos quince euros son su principal reclamo. Sin embargo, concentran su actividad durante el inicio y final del curso escolar con un importante pico en Navidad.

“No sé si es miedo, un cambio de rutina... pero se nota que la gente ya no tiene interés en salir a cenar”, apunta Oge, quien teme que esta reactivación no llegue a tiempo ya que durante el verano cierran al no haber casi clientes en la zona.

Enfrente se encuentra Omar Flores acompañado de sus hijos. Hace dos décadas que un accidente le obligó a cambiar la Marina Mercante por la cocina y con el estallido de la pandemia adquirió el emblemático O Rincón. Funcionan principalmente por reservas ya que “la gente sigue sin animarse” pero son optimistas.

Omar Flores y sus hijos en el Mesón O Rincón Víctor P. Currás

Su carta se basa principalmente en la cocina tradicional gallega aunque durante los fines de semana incorporan la peruana en honor a sus raíces. Al igual que sus vecinos, son los más jóvenes “que necesitan estos respiros” los que en otoño ante la desescalada llenaron el local los viernes y sábados.

Precisamente ha sido la juventud la primera en lanzarse. En la tarde del viernes se recuperaron las clásicas cenas de final de trimestre escolar y centenares de adolescentes coparon los locales del Areal, la Praza da Estrela y Vinos en una imagen insólita en los últimos años.

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