Entrevista | Julián Barrio Arzobispo de Santiago de Compostela

“Para mí es un gran honor poder hacer el pregón de la Semana Santa viguesa”

La Colegiata acoge mañana a las 19.30 horas su discurso

El arzobispo de Santiago, Julián Barrio

El arzobispo de Santiago, Julián Barrio

J. R.

Julián Barrio (Manganeses de la Polvorosa, 1946) nació en un pequeño pueblo de la provincia de Zaragoza. Muy joven demostró su pasión por las Humanidades y la Filosofía en el Seminario de Astorga, desde donde daría el salto a la Universidad de Salamanca para licenciarse en Teología. Ávido en los estudios, se doctoró en Historia de la Iglesia en la Universidad Gregoriana de Roma a mediados de los setenta, desde donde acabaría viajando a Oviedo para terminar su formación con la licenciatura de Filosofía y Letras.

Con una dilatada trayectoria dentro de la curia de la Iglesia Católica y también académica como profesor de la UNED, desde 1996 lidera el Arzobispado de Santiago de Compostela. Allí lo consagró el papa Juan Pablo II y, desde entonces, desempeña uno de los cargos más relevantes de la Iglesia gallega.

Todo este bagaje eclesiástico lo ha llevado a ser escogido por la delegación episcopal para la Semana Santa de Vigo como pregonero. Su discurso, que será pronunciado mañana a las 19.30 horas en la Colegiata de Santa María, versará sobre la esperanza como punto de apoyo al que agarrarse en la vorágine de acontecimientos del mundo contemporáneo.

–¿Qué sintió al enterarse de la propuesta de ser pregonero de la Semana Santa de Vigo?

–Para mí es un gran honor el poder hacer el Pregón de esta Semana Santa 2022 en esta Diócesis hermana de Tui-Vigo. Lo que siento es un gran agradecimiento a quien ha tenido la bondad y generosidad de invitarme, sin mérito por mi parte.

–Este es un año especial para todos los creyentes, vuelven las procesiones. ¿Cómo lo valora?

–Después de estos años en los que la pandemia de la COVID-19 nos había condicionado, el que vuelvan a salir los pasos en las procesiones de Semana Santa lo valoro positivamente. La asistencia a los santos oficios y a las procesiones es un signo de que esta manifestación de fe colectiva es mucho más que una tradición que se perpetúa. Bien es sabido que “la procesión no es un paseo cívico, ni un acto cultural; es una catequesis dada y recibida en la elocuencia del silencio”. Hay que fijarse en la esencia de las costumbres para custodiarla.

–Imagino que usted tiene mucha relación directa con la diócesis de Tui-Vigo. Cuénteme cómo es.

–Al formar parte de la Provincia Eclesiástica Compostelana compartimos las inquietudes y preocupaciones de la pastoral en el momento que nos toca vivir para acompañar y sentirnos acompañados por nuestros diocesanos. Esta Diócesis como todas las demás es una parte del pueblo de Dios que se confía a un obispo para que cuide de ella con sus sacerdotes, miembros de Vida consagrada y laicos en la complejidad multicultural y religiosa de nuestra contemporaneidad.

–¿Aprovechará su participación en el pregón de la Semana Santa para venir a pasar unos días a Vigo? ¿Conoce bien la ciudad?

–Ya me gustaría pero los compromisos en mi Diócesis no me lo van a permitir. De todas formas ya he tenido la posibilidad de conocerla aunque de forma muy general. La veo como un Tabor olívico que se recrea en el horizonte inacabado del mar. Siendo esto importante, lo más importantes son sus habitantes que siempre miran al Cristo de las Victoria, recordando su condición olívica para poner el aceite de la misericordia en tantas heridas de nuestra convivencia.

–No hace falta que lo destripe, pero ¿me puede decir algunos de los temas que versarán su pregón?

–El hilo vertebrador va a ser la llamada a la esperanza tan necesaria en estos momentos en que la inmediatez nos está ensimismando y no nos deja percibir la presencia del otro para ver lo que nos aporta y lo que podemos aportar para la realización integral de la persona.

–Déjeme que le haga una pregunta de actualidad. ¿Cómo está viviendo la Iglesia gallega la guerra en Ucrania y la crisis migratoria de personas refugiadas?

–Es una situación dramática y en muchos casos trágica como lo vemos día a día. Hiere profundamente nuestra condición y dignidad humana. La vivimos con gran preocupación y con el compromiso de salir al encuentro de estas personas refugiadas para aliviar en la medida de nuestras posibilidades su situación, acompañando su dolor y enjugando sus lágrimas. Nada que afecte a los demás, a nosotros puede sernos ajeno. Recordamos que cualquier cosa que hagamos por los demás, es al mismo Cristo a quien se lo hacemos.

–Me consta que lo hacen, pero me gustaría que me lo contase usted ¿cómo está ayudando la Iglesia gallega ante este sentido?

–Hemos puesto algunas de nuestras instalaciones diocesanas a su disposición y Cáritas se está haciendo presente para dar la atención adecuada a los problemas de estas personas.

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