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El cronista vigués de la historia de Ucrania en la URSS

El estudio de Pablo Martínez sobre el país bajo el mandato de Lenin y Stalin aporta claves para entender el conflicto actual

El vigués Pablo Martínez, en la plaza Maidán de Kiev durante una de sus viajes a Ucrania. | // CEDIDA

Todavía estudiaba en el instituto cuando ucranianos y rusos se enfrentaban en el Donbás en 2014. La simplificación del conflicto –Putin combatía contra los defensores del nazismo– ya no le convencía en aquel momento y empezó a interesarse por el tema. Después estudió Historia en Santiago y durante su estancia “erasmus” en Praga conoció a jóvenes ucranianos que le ayudaron a conocer mejor la realidad de un país que ya ha visitado en dos ocasiones, tanto la zona occidental como la oriental. Estudia ruso desde hace tres años y actualmente cursa un máster en Historia Contemporánea en la Complutense. Poco antes de que la guerra estallase de nuevo, el vigués Pablo Martínez decidía hacer su trabajo final de máster sobre la visión de Ucrania en la antigua Unión Soviética que puede arrojar luz sobre las causas y raíces de este complejo enfrentamiento.

“Comparten una historia común. De hecho, su origen es el territorio medieval la Rus de Kiev. Y no siempre fueron enemigas. Hubo presidentes de la URSS ucranianos. Es un tema muy complicado y la propaganda del Kremlin es muy muy buena. Si no tienes conocimientos de historia ni de su idioma es fácil creerse los discursos de Putin”, destaca.

Su trabajo se circunscribe a los mandatos de Lenin y Stalin. Y una de las “muchas” mentiras de Putin es que Ucrania nace en 1922, junto con la URSS. “Declaró su independencia en 1918, pero los comunistas no lo aceptaron y fue la perdedora. Lenin permitió que mantuviesen su lengua e hizo ciertas concesiones, pero la llegada de Stalin acabó con todo. Impuso la lengua rusa, encarceló a los nacionalistas y colonizó las zonas de Donetsk y Lugansk con rusos. El holodomor, la gran hambruna de finales de los años veinte, todavía está muy presente hoy entre los ucranianos ”, comenta Pablo.

Monasterio medieval de San Miguel, en Kiev. | // CEDIDA

“Comparten una historia común. De hecho, su origen es el territorio medieval la Rus de Kiev. Y no siempre fueron enemigas. Hubo presidentes de la URSS ucranianos. Es un tema muy complicado y la propaganda del Kremlin es muy muy buena. Si no tienes conocimientos de historia ni de su idioma es fácil creerse los discursos de Putin”, destaca.

Su trabajo se circunscribe a los mandatos de Lenin y Stalin. Y una de las “muchas” mentiras de Putin es que Ucrania nace en 1922, junto con la URSS. “Declaró su independencia en 1918, pero los comunistas no lo aceptaron y fue la perdedora. Lenin permitió que mantuviesen su lengua e hizo ciertas concesiones, pero la llegada de Stalin acabó con todo. Impuso la lengua rusa, encarceló a los nacionalistas y colonizó las zonas de Donetsk y Lugansk con rusos. El holodomor, la gran hambruna de finales de los años veinte, todavía está muy presente hoy entre los ucranianos ”, comenta Pablo.

Putin “manipula” la historia a su antojo y toma de ambos dirigentes aquello que más le interesa: “Es crítico con las concesiones de Lenin y bebe más de Stalin, pero no coge los conceptos comunistas como la abolición de la propiedad privada, sino su antioccidentalismo, por ejemplo. De hecho, Rusia es ultracapitalista”.

A pesar de que no todos los rusos creen sus discursos, Pablo considera “preocupante” que calen en gran parte del país. “Es verdad que una parte de los ucranianos durante la II Guerra Mundial apoyaron a los nazis, pero otros muchos lucharon contra ellos. Hace poco vi una película rusa en la que unos chicos de nuestra época viajaban al pasado y a los ucranianos los presentaban como nazis. Y en Russia Today definieron las revueltas de 2014 literalmente como ‘un golpe de Estado nazi financiado por Occidente’. Es verdad que la extrema derecha ganó un poco de protagonismo, pero no tanto como se ha exagerado. Mucha gente de izquierdas que en 2014 apoyó a Putin ahora ya se da cuenta. Entró en Ucrania diciendo que iba a defender a los prorrusos del Donbás porque había un genocidio contra ellos y eso es mentira”, critica.

Tampoco considera que la comparación del presidente ruso con Hitler sea la más adecuada, tal y como advierte el historiador británico Richard J. Evan, uno de los mayores expertos en el III Reich. “No es nazi, su padre luchó contra ellos en el ejército rojo”, apunta.

Pablo cree que, aunque el problema ya venía de antes, la “clave” para entender el conflicto actual está en a revolución naranja de 2004, cuando los ucranianos protestaron contra el fraude electoral y lograron echar al presidente. Por cierto, el mismo que se tuvo que marchar en 2014.

El vigués profundiza en la historia de ambos países a través de bibliografía en ruso y ucraniano y documentos originales que puede consultar por internet. Intenta que “el presente no altere el pasado” porque para “analizar la historia hay que dejar de lado la actualidad”. Pero también está muy pendiente de las noticias y de cómo se encuentran sus amigas ucranianas.

Además de los libros también tienes que ver las cosas con tus propios ojos

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Una vive en Vínnitsya, a una hora de Kiev, pero la otra está en la zona de Dnipró, donde hubo bombardeos. Por ahora están bien. Además de estudiar la historia, me interesa la política actual y ya la seguía mucho. Pero llega un momento en el que se convierte en un tema sensible cuando tienes amigos que quieres allí”, reconoce Pablo, que visitó por última vez Ucrania el verano pasado, concretamente, la parte este, que está siendo más castigada por la guerra.

Y ya tenía el visado listo y el billete casi comprado para ir a Rusia antes de que comenzase la guerra.

Por eso Pablo no esconde el estupor que le causan ciertos presentadores y comentaristas españoles cuando hablan sobre Ucrania, así como los comentarios que se vierten en las redes: “Me pregunto qué conocimientos tienen y si la han pisado. Yo tengo 24 años y no puedo decir que sea un experto, pero leo sobre el tema desde los 17. Y además de los libros también tienes que ver las cosas con tus propios ojos. Yo tuve que conocer en persona a rusoparlantes que se sienten ucranianos para entenderlo”.

De ahí que reivindique el papel de los historiadores. “También los políticos en España utilizan la historia según sus intereses y hay que tener mucho cuidado”, advierte.

Respecto al futuro de Putin, cree que es una persona “impredecible”, aunque tiene “todo calculado”, y apunta a Transnistria, el bastión ruso en la vecina Moldavia como probable siguiente paso. Y sobre un posible derrocamiento dentro de su país, comenta que la sanciones sí han tenido efecto. Las informaciones negándolo son otra manipulación del gobierno.

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