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“Alemania es el país donde comenzó la cultura de compartir coche tras la guerra”

“La base de nuestra empresa siempre ha sido la confianza entre usuarios”

Primera hornada de la High Tech Auto. Ayer, el cofundador de BlaBlaCar y CEO de Consentio cerró la primera edición de la incubadora High Tech Auto en Zona Franca. Un total de siete empresas llegaron al final del proceso de incubación, en el marco de un proyecto que ya apoya a 54 emprendedores de la automoción y que ha conseguido crear 12 empresas y 7 prototipos. En la foto, Rosso (d.) con el delegado del Estado, David Regades.

Tras más de diez años de actividad, el calado de la empresa BlaBlaCar en España es tal que el propio nombre de marca ya se ha incorporado al léxico de miles de jóvenes y ha sustituido popularmente al concepto de compartir coche. Aprovechando su visita al High Tech Auto de la Zona Franca, hablamos con Vincent Rosso, uno de sus fundadores y principal precursor en España de la empresa.

–BlaBlaCar nació en un contexto muy complejo de crisis económica en Europa. Supieron leer a la perfección una necesidad que estaba aflorando entre los ciudadanos. ¿Cómo fueron aquellos primeros pasos?

–La crisis económica trajo medidas muy duras que hicieron a la gente sufrir. Los ciudadanos se adaptaban como podían. En ese contexto, yo mismo también me decidí a apostar y emprender en el proyecto. Tenía la opción de pasar mucho tiempo buscando trabajo o, como hicimos, desarrollar algo que fuera útil por nuestra cuenta. Para mí la crisis fue un momento coyuntural con el que impulsar un cambio en mi vida. Poco a poco nos dimos cuenta de que la gente necesitaba viajar para volver a sus casas y que, efectivamente, la mayoría no podía pagarse los cien euros del billete de avión, por ejemplo. BlaBlaCar llegó en un momento en el que pudo aportar muchas cosas a gente que estaba muy afectada por la crisis.

–El proyecto nació en Francia. ¿Cómo fue el salto a España?

–Pues tras ver que los pequeños embriones de éxito de Francia comenzaban a funcionar, quisimos replicarlos en otros países. Desde el punto de vista del emprendimiento era muy interesante crecer hacia más países. Yo conocía al fundador que había desarrollado la plataforma en Francia y me pidió ayuda para entrar en España. Ahí fue cuando me incorporé. Decidimos ir hacia España porque los patrones de comportamiento de los consumidores son similares. Son mercados muy parecidos y además yo lo conocía bien.

–A partir de ahí, ¿cuáles diría que fueron los puntos de inflexión de la empresa?

–El primero fue cuando empezamos a tener el producto maduro. Un producto que la gente conocía y entendía perfectamente. Entendimos cómo comunicarlo y cómo venderlo. Una de las claves era, al margen del contexto de crisis, que nosotros llegamos a puntos de la península donde el transporte tradicional no. Por eso se empezó a conocer, además de que la gente viajaba por un precio muy barato. La clave de éxito vino, sin duda, de los jóvenes estudiantes que necesitaban viajar y no tenían los medios. Tanto para estudiar como para irse de viaje.

–Una de las claves que hacen que BlaBlaCar funcione es la confianza entre usuarios. En ese sentido, ustedes también han sido punteros en la implantación de las puntuaciones entre usuarios. ¿Considera fundamental esta forma de crear comunidad?

–Desde luego, estoy de acuerdo con tu interpretación. Esa es sin duda la clave: la confianza. Para generarla se necesita una comunidad y para ello necesitas un producto, un soporte. Los primeros pasos fueron en ese sentido. Las opiniones libres de los usuarios entre ellos da confianza a los que ya están en BlaBlaCar y a los nuevos.

–Con la llegada de la pandemia, BlaBlaCar sufrió dos duros golpes. Por una parte, las restricciones de movilidad y, por otra, el miedo de los usuarios a compartir espacio con gente desconocida. ¿Cómo afrontaron esta situación?

–En esta temporada yo no he estado tanto en la empresa, pero aún así te puedo dar algunos datos. Sí que es cierto que con la pandemia bajamos el volumen de usuarios casi hasta los datos de 2009. Pero también es cierto que en 2021 volvió a coger fuerza y salimos con mejores cifras que antes de la pandemia. Como yo lo veo, en el transporte público estás compartiendo el aire con mucha más gente si lo comparas con BlaBlaCar.

–¿Qué problemas se han encontrado, si es que los han tenido, en su expansión internacional?

–La expansión territorial en Europa no ha sido difícil y los resultados han sido buenos. Solo hemos encontrado algunos problemas en España a nivel de regulación. Sí que es cierto que en Reino Unido no ha funcionado como en Europa continental, pero creo que es algo cultural, que compartir coche les cuesta algo más.

–Por último, ¿qué diferencias aprecian entre usuarios de diferentes países?

–Hay muchas diferencias de consumo. Alemania, por ejemplo, es un poco el país donde empezó la cultura de compartir coche desde la posguerra. Y allí el sistema funciona muy bien. Luego sí que hay otros donde hay algo de miedo a este modelo.

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