Entrevista | Elena López Díez Nueva presidenta de la Sociedad Gallega de Urología

“En 111 hospitales españoles solo hay siete mujeres jefas de servicio de Urología”

Es la primera mujer en el cargo en los más de 30 años de la entidad

La uróloga Elena López, esta semana, en el Meixoeiro.   | // MARTA G. BREA

La uróloga Elena López, esta semana, en el Meixoeiro. | // MARTA G. BREA / A. Blasco

Su carrera está llena de retos. Fue la segunda uróloga de Galicia, cuando a los hombres miraban con recelo cuando les atendía una mujer. Con 52 años volvió a la Universidad para ampliar su formación y su visión de la Medicina. Hace dos años es ella la que también da clase en Ingeniería Biomédica. Le gusta presentarse a sus alumnos como “la profesora más analógica que van a conocer”, pero al mismo tiempo está formándose para operar a través de un robot. Ahora, además, es la primera mujer presidenta de la Sociedad Gallega de Urología, como símbolo del futuro al que cree que se debe encaminar la especialidad: el acceso de mujeres a puestos de relevancia.

–¿Qué supone ser la primera mujer al frente de la Sociedad Gallega de Urología?

–Se formó hace más de 30 años para lograr que la Urología gallega fuese visible y mostrar al resto de España lo que hacemos. Ser su presidenta es un doble honor: por ser presidenta, pero también por ser la primera mujer. Supone un cambio en acceso a puestos de relevancia, que en otra época era muy difícil y hoy sigue siéndolo. Y me remito a los resultados de la encuesta “La mujer en la Urología española”, de la doctora Elena Seguí, que son tremendos. Los números de hombres y mujeres residentes son iguales porque lo define el régimen MIR, en el que no influyen los sexos. Pero en las jefaturas de servicio, la situación es totalmente diferente: en 111 hospitales solo hay 7 jefas de servicio. Se iguala el número de adjuntas y el de adjuntos entre los 29 y 39 años. Solo en la unidad de urología funcional, cuya parte más importante trata de la mujer, del suelo pélvico y la incontinencia, están igualados en número. En el resto, los hombres son más. La presencia de mujeres es cada vez mayor por las generaciones más jóvenes, pero el acceso a puestos de relevancia sigue siendo anecdótico. Se necesitan medidas que acaben con el techo de cristal para garantizar un futuro de la especialidad en el que seamos iguales. El presente es bueno, el pasado queda atrás. Era muy difícil ser mujer y uróloga en los 80, pero ese pasado ya no está.

–¿Urología está más masculinizada que el resto de especialidades?

–En un pasado, estaba absolutamente masculinizada. No solo por los médicos, sino también por los enfermos. Había un cierto resquemor a acudir al urólogo si era una mujer, mientras que las mujeres acudían al ginecólogo y la mayoría eran hombres. Hoy por hoy, eso no existe. A partir de los 2000, creo que ha habido un cambio en la mentalidad de la población,. Es muy positivo.

–¿A qué reto se enfrentan los urólogos gallegos en el corto plazo?

–El más grande es la evolución tecnológica. El urólogo tiene que adaptarse a cada uno de los cambios, aprender a utilizarlos y mejorar su rendimiento con ellos. Por otra parte, el acceso a la información es muy importante y el urólogo tiene que leer, actualizase y trabajar en unidades en las que se produce una superespecialización. Y tiene que trabajar como los urólogos de toda España y toda Europa, adaptarse a unas directrices como son las guías de las asociaciones española y europea, para que todos trabajemos de la misma forma. Que un cáncer en un estadio se trate de una misma forma en todas partes.

–¿Y eso no pasa hoy?

–Sí, desde el año 2000, poco a poco, está cambiando y cada vez se trabaja más de esa forma. No al 100%.

–En cuanto a avances tecnológicos, ¿hablamos del robot Da Vinci o de muchas otras cosas?

–Hablamos del Da Vinci porque Galicia, hasta hace pocos meses, era la única comunidad que no tenía esta tecnología. Fue la última, pero la más rumbosa. Sanidade ha hecho algo que es de agradecer por todos los gallegos: en lugar de comprar un robot para un hospital, los ha comprado para todos los de segundo y tercer nivel. Ha sido un desembolso tremendo y ha conseguido igualar y que te puedas beneficiar de la tecnología del Da Vinci vivas donde vivas y sin tener que desplazarte a otro sitio. No es que vaya a ser el único medio que vamos a tener para operar tumores, pero en algunas circunstancias y para algunos pacientes, según lo que dicen las guías, va a mejorar nuestra calidad asistencial. Y no solo es el Da Vinci; son tecnologías, técnicas, láseres, protocolos, estudios de investigación...

–¿Cómo se posiciona la Urología gallega en el panorama nacional?

–Es de una calidad óptima. Si evalúas los grupos de trabajo a nivel nacional, siempre hay uno o dos gallegos en cada uno. En los hospitales públicos, muchos han sido referencia de centro instructor de laparoscopia. El trasplante en Galicia es pionero y una referencia a nivel España. Hay grupos que son los que más trasplantan a nivel España. La Urología gallega está posicionada en un alto nivel. A lo mejor, e le conoce en algunos grupos de trabajo, pero no reflejamos todo lo que hacemos. Cultivamos poco las redes sociales. El reto es utilizarlas para darnos a conocer. En este momento, es importante.

–¿Cómo les ha dejado la pandemia? ¿Han recuperado la situación previa en toda la actividad?

–Ha sido demoledora. Como en toda España, ha producido una cierta demora en los procedimientos no urgentes y no oncológicos. Pero creo que el ritmo es cada vez más rápido y que las listas de espera se están acortando hasta llegar a los niveles previos a la pandemia. Las cifras están empezando a normalizarse.

Suscríbete para seguir leyendo