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Balmaseda: “2022 será un buen año; mi preocupación está puesta en los siguientes”

El economista jefe de Cemex se muestra optimista sobre la evolución a corto plazo de la economía pero advierte nubarrones por las políticas de los bancos centrales, el caos logístico y la sobredemanda

José Celada, del Sabadell Gallego, el rector Manuel Reigosa, el presidente del Círculo, Manuel Rodríguez, Manuel Balmaseda, el presidente de la CEP, Jorge Cebreiros, y el vicerrector Martín Moreno. | // MARTA G. BREA

Manuel Balmaseda es una de las voces más reputadas de la economía internacional. Su posición como economista jefe de Cemex (un imperio ligado a la construcción y el cemento) y sus conexiones directas con las más altas esferas económico-financieras del mundo (desde monstruos como Google o Amazon hasta el Banco Central Europeo a la Reserva Federal americana) convierten sus análisis, agudos y pedagógicos, en una referencia para quienes desean saber qué futuro le aguarda a la economía mundial, y en particular a la española. Por eso su presencia en el desayuno organizado por la Universidad de Vigo y el Círculo de Empresarios dentro del proyecto “UVigo Leadership School suscitó gran expectación. Y Balmaseda no defraudó. En una charla de 45 minutos seguida de un coloquio, se confesó “optimista” y vaticinó que “2022 será bueno; mi preocupación, y por lo que me pagan, es por saber cómo serán los siguientes años”.

El rector de la UVigo, Manuel Reigosa, en una breve introducción resaltó la importancia de actos como el celebrado ayer porque afianza uno de los pilares en los que quiere apoyarse su institución: “La necesaria colaboración entre lo público y lo privado, pero no solo en el ámbito científico o investigador”. Por su parte, el vicerrector de Economía, José María Martín Moreno, destacó el doble objetivo del desayuno: “celebrar encuentros periódicos entre empresarios y líderes del conocimiento; y acercar a la Universidad a la realidad económica de su entorno y viceversa”.

Balmaseda comenzó realizando una distinción entre los economistas académicos y los economistas de las empresas privadas, entre los que se incluyó. Los primeros se mueven en el ámbito de las teorías y los modelos, mientras que los segundos “toman el pulso de lo que está pasando en la calle, pisando el terreno; es decir, buscan saber y dar respuesta a cómo va la economía real en general, pero también en los diferentes sectores”.

Presentada casi como una declaración de principios, el economista jefe de Cemex adelantó su posición sobre el futuro inmediato: “Soy optimista”. Tras recordar que mientras en las últimas décadas las crisis habían tenido un fundamento económico-financiero, la de 2020 tuvo su origen en un problema sanitario: el coronavirus. “La pandemia casi se ha acabado, aunque es verdad que en unos territorios más que en otros, pero las consecuencias de las medidas que se han adoptado, no”, advirtió. En este sentido, citó algunos de esos efectos: “una expansión fiscal como nunca, con los bancos centrales inyectando liquidez; unos gobiernos asumiendo el control de todo lo que han podido; una acumulación de ahorro récord, una parte por miedo y falta de confianza y otra de manera forzosa –no había en qué consumir–; y también la paralización del 99% de los planes de expansión de las empresas”.

Tras ese frenazo, ahora vivimos un rebote, con tasas de crecimiento elevadas, fenómeno que, a su juicio, se mantendrá en 2022, quizá con la salvedad de América latina. “Esto podría permitir a España recuperar lo perdido en los últimos años”, auguró.

Amenazas

El ponente quiso esbozar, sin embargo, algunas amenazas en el horizonte: el coste de la energía, el colapso logístico y la extraordinaria demanda que habrá y que difícilmente podrá ser satisfecha por la falta de materias primas o componentes, factores que, actuando de forma simultánea, “seguirán tensionando los costes de las empresas”. Además, predijo que el gran problema será la inflación, que crecerá de forma notable y cuyo descenso tardará en producirse. “Los bancos centrales van a reaccionar tarde; deberían anticiparse a lo que ya está ocurriendo pero siempre van por detrás”, reprochó.

En el caso de España sobrevienen dos riesgos adicionales: la elevadísima deuda del país y la posibilidad de que los países norte de Europa recuperen su exigencia de cumplir un pacto de estabilidad. “Nos pueden apretar las clavijas y restringir unos fondos europeos que hoy parecen garantizados. Pero si en 2022 ya hemos recobrado los niveles preCOVID, si ya estamos en una fase de recuperación, podrían preguntarnos para qué queremos esos fondos. Y, en ese caso, la solidaridad europea se podría suavizar”, alertó.

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