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Alfonso Penela Director del proyecto arquitectónico para Autonomy Global Opportunities y Gestilar

“El Barrio do Cura será exitoso en la medida en que la gente se apropie de él y lo viva”

Alfonso Penela, en el Paseo de Alfonso. RICARDO GROBAS

“La energía del crecer debe dirigirse hacia aquellos lugares que están mal para revertir y convertir el problema en virtud”

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Dos de los proyectos llamados a transformar la ciudad en los próximos años llevan su firma. La Ciudad de la Justicia, de iniciativa pública, y el Barrio do Cura, que acogerá a más de un millar de vecinos y constituye un ejemplo de que la promoción privada también puede contribuir a mejorar los espacios urbanos, la movilidad y la convivencia. “Tendré la alegría de que he hecho algo aceptablemente bueno si un día lo veo lleno de vida. Será la prueba del algodón, la prueba democrática. Funcionará si la gente lo usa”, señala Penela.

–El alcalde ha dicho que se verán grúas “en unos meses”.

–Sí, cada vez está más cerca. Pero cuando haya bastantes grúas y en serio será un poco después. En cualquier caso, lo que comentó el alcalde es cierto.

Así lucirá el Barrio do Cura: "La calidad arquitectónica es única"

Así lucirá el Barrio do Cura: "La calidad arquitectónica es única" Ricardo Grobas

–La maqueta ya permite entender mejor cómo será ese nuevo espacio privilegiado de la ciudad. ¿Augura muchas visitas?

–Hombre, la gente es curiosa (risas). Las maquetas ayudan a entender los proyectos y una de las cosas que cuenta ésta es que el espacio público es el punto de arranque y el generador de casi todo, es lo que arma el proyecto. Hay que resolver bien los edificios, pero lo que realmente hace ciudad es el espacio público. No solo eso, si es oportuno, los edificios van a poder recibir esa cualidad. Y ahí se empieza a generar ese punto de encuentro en el que todo el mundo gana. Ojalá la ciudad tuviese más paseos de Alfonso y más miradores. Es un espacio público oportuno y deseado y a nosotros nos sirvió para establecer las bases fundamentales del proyecto. Cogemos la plataforma del paseo, la lanzamos al espacio y, como consecuencia, se duplica el paseo y se genera la plaza. Creo que es la manera de hacer ciudad. El proyecto nace de la voluntad de hacer ciudad oportuna y esto es lo que hace que pueda ser un éxito.

–Y es un ejemplo de cómo la iniciativa privada puede contribuir a ese objetivo. Una exigencia que debería generalizarse.   

–Está claro. Cuando empieza el curso, a mis alumnos de la Escuela de A Coruña les pregunto por un área bella que se haya construido en su pueblo o ciudad después de los 60 y 70 y de la que puedan estar orgullosos. Nadie es capaz de decir nada. Los mecanismos utilizados para los crecimientos contemporáneos, en general, no han dado resultados muy positivos. Hay que buscar otras estrategias y el Barrio do Cura evidencia una de ellas. Dirigir la energía del crecer, de la iniciativa privada, hacia aquellos lugares de la ciudad que están mal para revertir y convertir el problema en virtud. No hay que dirigir esa energía y el planeamiento simplemente hacia donde hay huecos vacíos. Y se necesitan los estímulos suficientes para que eso sea atractivo para la iniciativa privada y lo lleve adelante. El Barrio do Cura era una zona casi lumpen en el centro y, sin embargo, tenía una potencialidad bestial. Pero también tiene que haber un sentidiño porque antes había otros proyectos que no eran capaces de entender lo que pasaba. El Barrio do Cura será un espacio exitoso en la medida en que la gente se apropie de él y lo viva.

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La maqueta expuesta en las oficinas de Gestilar Ricardo Grobas

–La zona tiene tanto potencial como complejidad debido a la diferencia de cota, y aún así resuelve la movilidad desde O Berbés hasta el Paseo de Alfonso.   

–Si tienes problemas, genial, ya sabes por dónde empezar. Y has de estar atento porque si lo haces bien el problema se convierte en virtud. Ésa es la actitud. El teórico problema de la topografía nos permite hacer muchas cosas que serían imposibles en un terreno totalmente horizontal, como que el 70% de las viviendas vean el mar. Nos permite poner abajo una parte de la edificación con una escala muy controlada, una geometría que se adapta al Casco Vello y que no supera nunca la cota de la plaza. Y después el lanzar el plano de la plaza nos generó un pedestal donde metemos los usos comerciales, debajo, y los residenciales, encima.

–Además de facilitar los desplazamientos, también ofrece soluciones para el Casco Vello como aparcamientos y una escuela infantil.   

–Creo que lo va a activar. Mi deseo es que el proyecto mejore la movilidad, la confortabilidad y los espacios de vida del Casco Vello. Resolvemos demandas casi históricas. Habrá 300 plazas de aparcamiento, un pequeño parque, una plaza al mar potente, ascensores y escaleras mecánicas. No solo se va resolver la movilidad, es obvio que hay que hacerlo, sino también la convivencia y el movimiento oportuno por la ciudad. La distancia está en función de que en el camino pasen cosas que te interesen o no. Cuando alguien llegue al Paseo de Alfonso podrá entrar, tomarse un cafecito en la plaza, bajar y dar un paseo por la zona comercial, pararse un rato a la sombra de un árbol y, al final, ir al Berbés. Podemos hablar de teorías, pero cualquier proyecto debe nacer de la ciudad, no de un modelo exportable. La ciudad oportuna es aquella que se convierte en el salón de los que la habitan. ¿Qué pasó en cuanto el Casco Vello se empezó a peatonalizar? La Plaza de la Constitución era un aparcamiento y ahora está llena de vida.

Estas cosas casi no habría que explicarlas, deberían ser una variable más en cualquier proyecto, igual que la sostenibilidad y la eficiencia, a las que hemos prestado tanta atención. Nadie cuenta que sus edificios son estables, se supone. Pues esto debe ser también una parte más. Nostros vamos mucho más allá de lo que piden las normativas y nuestro reto es la máxima certificación del sello LEED. Hemos pensado a nivel de barrio y además de una construcción racional y eficiente, habrá 3.000 m2 de paneles solares, recogeremos agua de la lluvia, habrá huertos, plantaremos muchos árboles, habrá puntos para bicicletas, etcétera. 

–¿Sumará la peatonalización de Porta do Sol al Barrio do Cura?  

–Si realmente se consigue el objetivo de peatonalizar toda esa área, claro que va a sumar. Proyectamos una calle nueva para unir Torrecedeira con la parte intermedia de Poboadores que puede complementar la recolocación del tráfico y liberar superficie, y eso estaría muy bien.

Alfonso Penela delante de la maqueta R. Grobas

“Hay que crear nuevos espacios para habitar y estar orgullosos de la ciudad”

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–Las ciudades apuestan desde hace años por rehabilitar pero usted también defiende que no hay que tener miedo a derribar. Aunque siempre buscando la integración con el entorno.

–Este vacío que vamos a empezar a construir es totalmente excepcional en el centro de la ciudad. En la Escuela de A Coruña he dicho más de una vez que me gustaría dar clase de derribos (risas). Se trata de proyectar derribando. La Ciudad de la Justicia parte de ahí. Vacío, libero, oxigeno, rehabilito, recupero y aparece una plaza pública. Estas estrategias son aplicables en muchos lugares y barrios de Vigo. Pero hay que hacer atractiva la resolución de esa complejidad y garantizar que las intervenciones sean oportunas. Hay que rehacer la ciudad, crear nuevos espacios para habitar y estar orgullosos. No podemos seguir solo viviendo en los cascos históricos sin crear alternativas.

–El proyecto facilita el paseo hasta O Castro y lo pone en valor desde la Ría.

–Por fin se está atacando con ganas la ciudad vertical. El ascensor del Chiado de Lisboa es una maravilla. No solo resuelve el problema funcional, sino que además se convierte en un deseo. Vigo está empezando a cambiar y bien, pero, como decía mi amigo Mendes Da Rocha, habría que empezar a ser más corajudo. O Castro es una seña de identidad, pero el mar lo es todavía más. Hay que estar atentos a los dos movimientos, también de arriba a abajo. Habría que empezar a pensar en calles elevadas que lo hagan más intenso y óptimo.

–Desde la irrupción de la pandemia la gente busca terrazas y vistas.

–El COVID evidenció esa necesidad y un fallo. Durante unos años y con aparente buen criterio, las terrazas en Vigo no computaban edificabilidad. Pero la gente las cerró, el Ayuntamiento cambió la ordenanza y los promotores, por ésta y otras razones, dejaron de hacerlas. Ahora se evidencia que son un espacio necesario, pero mucho más allá del uso. La arquitectura nunca puede tener un límite preciso, siempre tiene que haber un espacio de transición. Desde el origen del proyecto, las terrazas eran un objetivo y las hay de todo tipo. La más pequeña tiene 12 m2. Y, sobre todo, sin un límite preciso con la zona de estar para que el espacio se amplíe.

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