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Nacimientos y matrimonios marcan un alarmante mínimo histórico en la ciudad

Nacimientos y matrimonios marcan un alarmante mínimo histórico en la ciudad | HUGO BARREIRO

2020 fue un año que no se olvidará nunca, ni en Vigo ni en ninguna otra parte del mundo. La culpa, obviamente, es de la pandemia y todo lo que la emergencia sanitaria del coronavirus ha generado a su alrededor. Porque la ciudad olívica marcó varios récords históricos que están intrínsecamente ligados al COVID.

Las defunciones por su parte alcanzan su récord anual: 2.878 | Noveno año consecutivo en que Vigo sufre un saldo vegetativo negativo | La pandemia, el principal motivo

En primer lugar el número de fallecimientos. En 2020 2.878 personas perdieron la vida (1.479 mujeres y 1.399 hombres), la mayor cifra de la historia de la democracia. Este pico de muertes puso fin a la tendencia a la baja que se había dado entre 2018 y 2019. Obviamente aquí tiene mucho que ver el virus, precisamente por el elevado número de muertes que provocó, sobre todo entre personas mayores que vivían en residencias y que se contagiaron, pero también es un dato que se explica con el importante envejecimiento poblacional que Vigo registra a niveles inferiores que otras ciudades, pero que hay que tener en cuenta. En el polo opuesto están los nacimientos, que marcaron un mínimo histórico: 1.770, casi cien menos que el año anterior y alcanzando un saldo negativo de 1.108. Es decir, 1.108 fallecimientos más que nacimientos, lo que también supone la mayor diferencia histórica y una natalidad completamente desplomada.

“Hay que apuntar que esta situación es de cartácter puntual y se debe a la pandemia”

Xesús Laxe Picos - Sociólogo de la UVIgo

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Xesús Laxe Picos - Sociólogo de la UVIgo

“Todos estos fenómenos poblacionales se dan debido a un momento histórico concreto. En 2008 fue por la crisis económica, y ahora por la pandemia, que ha llevado a que muchas personas se replanteen la posibilidad de tener hijos por la incertidumbre que genera toda esta situación, también a nivel laboral”, explica el sociólogo de la UVigo, Xesús Laxe Picos.

Mucho tiene que ver con ello los escasísimos matrimonios rubricados a lo largo de 2020: 598, casi menos de la mitad que el año anterior y apenas una cuarta parte de los enlaces que tenían lugar en los años setenta, lo que también confirma las preferencias de muchas parejas de apostar por pasar una vida en común sin firmar unos papeles. “La pandemia ha producido una detención de los procesos vitales. Es evidente que se dejaron detener hijos por el clima de incerteza que estamos viviendo y también por las restricciones en materia de interacciones entre personas. Y las bodas están muy asociadas a celebraciones y eventos sociales, por lo que muchas parejas han preferido aplazar los enlaces. El año pasado apenas se celebraron bodas con banquete”, asegura Xesús Laxe.

“Ante situaciones de incertidumbre se tienden a detener procesos vitales”

Xesús Laxe Picos - Sociólogo de la UVIgo

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Fue precisamente en los años que siguieron a la brutal crisis económica de 2008 los que dejaron tendencias similares a las que está provocando el COVID: menos matrimonios y menos nacimientos, aunque a unos niveles mayores que los actuales. Esto demuestra, como apuntaba el sociólogo de la Universidade de Vigo, que estos datos dependen mucho de momentos históricos puntuales, como fue aquella crisis que comenzó en 2008 y como es ahora la pandemia y que tanto alteran el saldo vegetativo o las formaciones de unidades familiares tradicionales.

Los estudios poblacionales publicados por los institutos de estadísitica dejan más información llamativa. Por ejemplo que Vigo registra un volumen récord de vecinos nacidos en otros países. Según su última “fotografía demográfica” –sacada hace un año, en enero de 2020– en la ciudad residen alrededor de 35.000 personas que llegaron al mundo fuera de España. El dato es interesante por dos grandes razones. Primera, porque mantiene y acentúa la tendencia al alza que el colectivo extranjero registra en la ciudad desde hace años y que le ha permitido representar ya casi el 12% de toda la población de Vigo, donde –de nuevo, según el INE– en enero de 2020 residían 296.692 personas. Segundo, porque es precisamente esa tendencia la que apuntala el crecimiento del propio padrón local de Vigo. Entre 2019 y 2020 el número de vecinos nacidos en la ciudad bajó en 537 personas. Lo mismo ocurrió con los oriundos del conjunto de la provincia (-152) y los gallegos (-171). Los procedentes de otras comunidades autónomas apenas experimentaron variaciones. El colectivo que realmente creció –dando fuelle de paso al conjunto del padrón– fue el de los nacidos fuera de España, con un alza del 6,5%.

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