Una palabra, dos significados. No muy distintos, pero sí separados por un brecha rica en matices y graduaciones. Durante años cuando en el casco urbano de Vigo se hablaba de “plazas” era fácil identificar bastantes de las segundas y no tantas de las primeras. Salvo excepciones más que honrosas, como Praza de Portugal, la Alameda, Montero Ríos y los grandes “pulmones” urbanos de Castrelos, A Guía y O Castro, Vigo carecía de espacios de encuentro amplios y abiertos.
Prueba de ese déficit es que en los últimos años Vigo se ha lanzado a generarlos. Algunos con un diseño que parte de cero, como la cubierta de Vialia, que sumará 23.000 metros cuadrados (m2); o la ambiciosa peatonalización Porta do Sol, con la que el Concello busca dotar a Vigo de la gran plaza central de la que ahora carece. Más o menos el equivalente a Plaza Cataluña en Barcelona, Puerta del Sol en Madrid o María Pita en A Coruña.
Otras directamente se replantean. Ocurrió hace poco en Ronda don Bosco, que ha experimentado una transformación de calado; y ocurrirá en breve en Plaza Francisco Fernández del Riego, la conocida como “Elíptica”. El Concello acaba de licitar las obras para reformar el espacio, un proyecto que –IVA incluido– sumará un presupuesto de 2,3 millones. En el pliego se detalla que el plazo de ejecución es de doce meses, por lo que hacia otoño de 2022 Vigo podría estrenar su nuevo espacio.
A modo de anticipo, la documentación del concurso aporta algunas pinceladas del proyecto: nuevos bancos, fuentes, farolas, vegetación, pérgolas, renovación del pavimento, renovación de la red de abastecimiento y luminarias... Todo con una filosofía verde. “Se pondrán paneles solares sobre las pérgolas y que generarán energía eléctrica fotovoltaica, lo que supondrá un ahorro energético sustancial”, señala.
