Los jueces destapan un caso de endogamia universitaria en Asturias. Se trata de una plaza de catedrático de Genética, que, según recogen dos sentencias del Juzgado de lo contencioso-administrativo número 1 de Oviedo y del Tribunal Superior de Justicia de Asturias (TSJA), la Universidad de Oviedo hizo a medida para la candidata de la “casa”, que fue finalmente la adjudicataria. La afectada, la catedrática de la Universidad de Vigo Paloma Morán Martínez, considera que ambos fallos –el último, del TSJA, de la pasada semana– suponen un “triunfo moral”, pues “normalmente estos casos no llegan a los juzgados” pese a estar a la orden del día. La institución académica asturiana es una de las diez más endogámicas del país. Según las estadísticas del Ministerio, el 83,98% de los docentes e investigadores que hay en la Universidad de Oviedo leyeron su tesis en la región.

Paloma Morán Martínez, que es ovetense pero lleva más de dos décadas fuera de Asturias, se presentó a la plaza de la Universidad de Oviedo aún sabiendo que iba a perder. “Soy catedrática de Genética en Vigo desde 2009, pero vi en esta convocatoria la oportunidad de volver al Principado”, explica. Los peores pronósticos se cumplieron: la Universidad pidió en un principio un perfil de genética, pero, al ver que concurría a la plaza una candidata externa, varió la convocatoria, solicitando un experto en neurogenética. Es decir, adaptó la plaza “a las características y condiciones” de la aspirante de la casa, como concluyeron los jueces. La primera sentencia ya señaló que la Universidad había incurrido en una “ilegalidad”, pues para la inclusión de un perfil tan concreto “se exige acuerdo del Consejo de Gobierno e informe previo del departamento”, y no los hubo. El Tribunal Superior de Justicia de Asturias se pronunció en esta misma línea, tras desestimar este mes el recurso presentado por la otra candidata.

Por casos como estos, dice Morán, “nadie de fuera se presenta a las plazas de una Universidad”, ya que se suele favorecer a los aspirantes de la propia institución. Y si lo hacen, no llegan hasta los juzgados. “Yo no perdía nada, sigo siendo catedrática. Lo único el dinero de pagar a un abogado y, sobre todo, el tiempo. La convocatoria salió en septiembre de 2019 y casi dos años después sigo esperando”, lamenta. La bióloga asegura que si la plaza vuelve a salir, se volverá a presentar. “Espero que el nuevo equipo rectoral –los hechos se produjeron con Santiago García Granda al frente de la Universidad– actúe de forma más legal”, sentencia.