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Las estudiantes Marina, Irene, Laura y Alicia, en su aula de Latín del IES O Castro. | // PABLO HERNÁNDEZ

Las lenguas clásicas se aferran al pupitre

De lenguas bajo las que se sustenta la cultura occidental a materias optativas para el alumnado. La depreciación educativa del Latín y Griego ha encontrado en sus estudiantes y profesores su mayor defensa. Y lo hacen con argumentos de peso. “Son una base para las propias ciencias, entender el significado, procedencia y el porqué de dichos términos o conceptos te ayuda a entenderlos de una manera más sencilla”, esgrime Laura, una de las alumnas de esta materia en el IES do Castro, que acaba de proclamarse 3º en las Olimpiadas de Latín a nivel autonómico.

Junto a ella, sus compañeras Irene, Marina y Alicia comparten no solo su filia por esta lengua clásica, sino también su defensa por el estudio y valor de las Humanidades. “Los compañeros a veces te preguntaban, ¿por qué estudias Latín y griego si no sirven para nada? Yo creo que tal vez no puedes llegar a saber hasta qué punto esas lenguas son importantes si no las estudias. Te permiten entender cualquier otro conocimiento”, reivindica Marina.

Sobre este último razonamiento incide Laura, concretamente en la facilidad para comprender no solo otras materias sino conceptos más amplios. “Te abre mucho la mente y en cualquier campo. Para mí, las materias de Humanidades me aportan mucho más que el propio temario. Una mayor capacidad de reflexión, de comprensión, de objetividad. Salimos dándonos cuenta que tenemos la mente mucho más abierta”, subraya la joven alumna.

Sus compañeras acompañan esta reflexión con el menosprecio que, en ocasiones, denotaron para esta rama del estudio. “Estudiar Latín no solo es saber declinar; nos dicen “háblame en Latín”, pero lo importante de esta lengua es su fondo. Todo lo que tiene detrás. Y con el Griego igual, lo subestiman cuando su estudio nos ha venido muy bien”, defienden.

De la veintena de alumnos que contaba su clase, solo ocho cursaron las lenguas clásicas, situación que achacan al efecto llamada de las materias STEM (ciencia, tecnología, matemáticas). “Actualmente se piensa que estas asignaturas tienen más salidas, una mayor variedad de opciones. Pero creo que si a las Humanidades se las potenciase más, seguro captaría mucho más alumnado. Por ejemplo, los alumnos de Ciencias tuvieron más salidas y más eventos que nosotros, los de Humanidades”, lamentan al unísono.

María Álvarez es la tutora de Latín en este instituto vigués; quien también se ha mostrado contrariada con el papel de estas materias en la nueva Ley Educativa –la Ley Celaá–. “No se hace ni referencia ni al Griego ni al Latín. No sabemos cómo se van a cursar. Para mí, por supuesto tenían que ser troncales, obligatorias”, narra la profesora.

Entre sus argumentos, Álvarez destaca la función de las lenguas clásicas en las futuras ramas de estudio. “Son una base para cualquier lengua romance que quieras estudiar, incluso para el japonés, una base para el Derecho, para aquello que quieras argumentar.... A mayores, tiene un porcentaje altísimo de vocabulario culto que deriva del Latín y el griego; para Biología o Medicina son claves”, sostiene la docente.

Para María, deberían estar al mismo nivel que las matemáticas. ¿Su justificación? La conciencia crítica. “Puedes trabajar muchísimo en matemáticas pero la inteligencia va más allá: reflexión, razonamiento, formarse una idea de la realidad... Eso te lo dan las Humanidades. La ciencia no genera conciencia política o ciudadana, no dice nada de las mediaciones complejas, el acto de pensar no tiene que ver con la ciencia... Las humanidades son las que generan conciencia ciudadana”, concluye.

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