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Los cruceros se hacen de rogar

El "Seadream I", en una escala anterior en Vigo. Marta G. Brea

Definitivamente el crucero boutique SeaDream I no reiniciará en Vigo el tráfico de cruceros el próximo 17 de julio, según confirman fuentes de la agencia Pérez y Cía. Este barco ha sido el último de la larga lista de cancelaciones impuestas por la pandemia desde el pasado año. Tras la reciente autorización del gobierno de España de permitir el regreso de los cruceros a los puertos del país, muchas navieras tienen previsto reanudar operaciones este mismo mes, aunque no es el caso de la armadora SeaDream Yatch Club, que se nutre básicamente del mercado estadounidense y que todavía recela de la situación sanitaria en Europa, manteniendo la prudencia al retrasar hasta agosto la vuelta a la actividad de sus dos pequeñas naves SeaDream I y SeaDream II.

Con datos actualizados, no será pues hasta que el Nieuw Statendam toque el 7 de septiembre cuando regrese la actividad a la estación marítima, que tendrá su continuidad los días 13 y 25 con las primeras visitas del Marella Explorer. Eso, si algún operador no se anima a reprogramar su agenda y nos depare la sorpresa de alguna escala aún no contemplada antes del 7 de septiembre, o que, en el peor de los casos, la cautela obligue a volver a la senda de las cancelaciones.

Una de las exigencias que tendrán que cumplir los cruceros extranjeros que toquen en puertos españoles es que su capacidad de pasaje no supere el 75% del aforo máximo de la embarcación mientras se mantenga la situación de emergencia sanitaria. También se exigirá que los barcos cuenten con instalaciones médicas con suficiente capacidad y dotación en función de las características del buque y otras normas de prevención (certificados de vacunación, PCR realizadas dentro de las 72 horas previas al embarque, controles diarios de temperatura corporal, uso de mascarillas, pruebas PCR durante el crucero cada tres o cuatro días, etc.), medidas que tendrán que ser confirmadas en las terminales españolas en el momento del desembarque.

A su vez, éstas deberán estar adaptadas a la nueva realidad, facilitando el distanciamiento físico, promoviendo la instalación de dispensadores de geles desinfectantes, así como el uso obligatorio de mascarillas, el refuerzo de medidas de limpieza y desinfección de las instalaciones y la digitalización de procesos dentro de la terminal como pagos con tarjeta y escáneres de identificación. A mayores, las terminales deberán contar con un espacio específico donde aislar y custodiar cualquier caso sospechoso valorado por los servicios de Sanidad Exterior.

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